Escrito por Jorge Boscan

24 de abril de 2021

Leer Santiago 5:1-6

En el año 2017, se anunció que habían destronado a Bill Gates, como el hombre más millonario del mundo. Bill Gates es cofundador de Microsoft, la compañía que crea programas para computadoras. Pues, Bill Gates ya no es el hombre más rico del mundo. El hombre más rico lo es ahora el fundador de Amazon, Jeff Bezos. Se estima que su fortuna es 196,4 miles de millones USD. Con el cual se puede pagar las deudas externas de Venezuela, e inmunizar a todos sus habitantes contra el COVID 19, y todavía quedar con un porcentaje bien alto de toda la fortuna adquirida. Jamás en la historia de la humanidad se había pensado que una sola persona pudiera atesorar tanto dinero, por encima del dinero que poseen cientos de países en el mundo. Los ricos del pasado son pobres en comparación con este pequeño grupo de billonarios.

Este pasaje de Santiago, se le puede llamar un apóstrofe. Porque Santiago pone a un lado momentáneamente el tema del cual ha venido hablando. Santiago ha venido comparando la fe viva, activa, dinámica, la fe que agrada a Dios; con las obras perversas, las obras que no producen nada. Para introducir un tema, que ha traído muchos problemas desde el principio, «las riquezas». Una lectura superficial de este pasaje podría dejar la impresión de que Santiago, estaba enseñando una doctrina de acoso en contra de los ricos. Sin embargo, lo que Santiago quiere enseñar a sus lectores, es como debían actuar en un mundo lleno de injusticias, en el cual la libertad, era solo un sueño. Debo aclarar que ser rico no es malo, la Biblia dice:

Porque raíz de todos los males es el amor al dinero

1 Timoteo 6:10

El problema no se encuentra en las riquezas o el dinero mismo, sino en los corazones de hombres y mujeres. Es el amor al dinero la raíz de toda clase de males. Santiago no estaba condenando a las personas simplemente porque eran ricas, sino por su equivocada relación hacia sus riquezas.

Una advertencia para los ricos

Santiago 5:1

¿De quiénes está hablando Santiago? Santiago habla aquí de los ricos, pero no de cualquier rico, sino de aquellos que son impíos, abusadores, que han acumulado sus riquezas de una manera pecaminosa. El no habla de todo tipo de ricos, sino de incrédulos o posiblemente de ricos que, aunque han profesado su fe en Cristo, su vida demuestra que su profesión fue falsa. La Biblia en ningún momento condena la riqueza. Es más, nos enseña que la riqueza es un don de Dios. Dice:

La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.”

Proverbios 10:22

Mira la bendición de Dios sobre Isaac.

«Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.”

Génesis 26:12-13

¿Se puede ser rico y piadoso? Claro que sí. Los ejemplos de Abraham, Isaac, Job y David nos enseñan que se puede ser rico y un hombre de Dios a la vez.

Sin embargo, Santiago, nos advierte del peligro de las riquezas. Y más que eso, nos habla del juicio que Dios traerá sobre los ricos explotadores, abusadores y quienes han hecho de las riquezas su dios. Ha esos ricos, Santiago les dice: Lloren, aúllen o griten de dolor por el castigo que vendrá sobre ustedes. Dios castigará a todos los poderosos que abusan del inocente, sean ellos personas particulares, gobierno u organizaciones. Cualquiera que esté en autoridad o por encima de otro y abuse de su poder contra el inocente y desamparado tiene la sentencia de Dios sobre su frente.

CUATRO PECADOS POR EL CUAL SANTIAGO CONDENA AL RICO

1) Acaparar fortuna (Santiago 5:2-3)

¿Qué es lo que estaba sucediendo? Estos ricos estaban acaparando riquezas, que en aquella época consistía en maíz, granos, ropas, plata y oro. El problema de éstos era que, aunque tenían grandes riquezas eran avaros, no pensaban en los demás. Tenían ropas que no necesitaban, preferían que la polilla se las comiera, en vez de donarla a los pobres. Dios les dice: “vuestras ropas están comidas de polilla”.

Tenían suficiente maíz y granos almacenados para alimentar a los necesitados y preferían que se les dañara en vez de ayudar a saciar el hambre de los pobres. El Señor les dice: “Vuestras riquezas están podridas”.

Lo mismo, hacían con la plata y el oro. En aquella época no había bancos y el dinero se guardaba en cofres que, en este caso, por la abundancia que tenían y como no los usaban se llenaban de una costra y hongo como si estuvieran dañados. Dios les dice: “Vuestro oro y plata están enmohecidos”. Y no solo eso, en el día del juicio ellas testificarán que preferías que se dañaran antes de ayudar al necesitado.

En cierta ocasión, unos agricultores adinerados, no pudieron vender su producción a las empresas en la ciudad, por quiebra en dichas empresas a las que le surtían; por lo que decidieron destruir sus productos, y quemaron frutas, verduras y todo tipo de alimentos, que se pudieron haber dado a los que padecían hambre.

Así piensan muchos ricos hoy día. Para muchos de ellos, es mejor quemar o dejar almacenadas sus riquezas que compartirlas. Ellos creen que han acumulado bastante. Cuando en realidad lo que han acumulado es juicio de Dios para los días postreros.

Un ejemplo de esto lo encontramos en una parábola de Jesús, refiriéndose a un hombre rico quien pensaba lo siguiente:

¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?

Lucas 12:17-20

2) No pagar a sus empleados

Santiago 4:4

Estas personas ricas eran dueños de fincas y terrenos y no estaban cumpliendo el deber de pagar lo que en justicia era de los obreros. O no les estaban pagando o retenían lo que les era justo. En aquellos días la pobreza era tan grande que nadie podía darse el lujo de pasar un solo día sin cobrar su salario. Este se pagaba a diario. No recibir el pago implicaba no comer ese día. Por esta razón, el Señor deja plasmado en su Palabra lo siguiente:

No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades. En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado.”

Deuteronomio 24:14-15

Dios toma nota de todo, y Él no dará por inocente al culpable. La Biblia dice: «El obrero es digno de su salario». Pues, el Señor de los ejércitos promete hacer justicia al justo y estar atento a su clamor.

3) Vivir una vida disoluta, en deleites

Santiago 5:5

Estas personas han puesto su felicidad en las cosas de este mundo. No se refiere a que no disfrutemos de lo que Dios ha creado y nos ha dado, la Biblia dice:

No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.

Eclesiastés 2:24

A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.

1 Timoteo 6:17

No es comer por comer, sino comer para quedar saciados. Las noticias han dado reportes, donde deportistas, artistas y famosos en dos años han gastado 10 millones de dólares. Han vivido disolutamente. Teniendo toda su confianza en su riquezas y han quedado en la ruina. El sabio Salomón dice: «Esto también es vanidad y un mal doloroso».

4) Matar al justo

Santiago 5:6

¿Cómo así? Posiblemente porque el justo, el obrero u otra persona, no tiene los recursos para defenderse del abuso y sufre las consecuencias del mismo. En aquella época, sino recibía el salario a diario, sin lugar a dudas, se acostaban sin comer. Tal es el caso de muchas familias en el día de hoy. Este acto es violar el sexto mandamiento de no matarás.

Durante la Revolución Industrial donde se trabajaba por 16 horas, las máquinas en las fábricas eran llamadas devoradoras de brazos. Se daba el caso de personas que perdían sus brazos y en su enojo o en desesperación por salvar su brazo golpeaban la máquina y si ésta se dañaba eran acusados y encarcelados por destrucción de propiedad ajena. Y si no tenían dinero para pagar un abogado no había nada que hacer. Esta historia no está lejos de nuestra realidad actual. Muchos ricos se aprovechan del sistema jurídico que impera, para hacer sufrir al justo por no tener quien lo defienda.

CONCLUSIÓN

Queridos hermanos, ciertamente, no contamos con la fortuna de Jeff Bezos o del Bill Gates, pero Dios nos ha dado bienes a cada uno de nosotros en mayor o menor grado. Pero, ¿para qué lo ha hecho? No es para que los acumulemos sin fin. Él, nos ha bendecido para que seamos de bendición; para compartir y ayudar al que padece necesidad. Este tiempo de pandemia ha sido un buen momento para mostrar empatía y dar de gracia lo que por gracia hemos recibido. La Biblia dice:

En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

Hechos 20:35

Nuestra meta como cristianos, no es hacernos ricos en este mundo, sino servir a Dios con diligencia. Jesús dijo:

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”

Mateo 6:19-21

Esta pandemia desarrollada por el COVID-19, que ha golpeado al mundo entero y puesto en evidencia que todas las riquezas de este mundo son pasajeras, son corruptibles; en cambio, los tesoros en los cielos no pueden ser dañados, ni corroídos ni robados, son eternos. ¡La mayor riqueza que puede tener un hombre es disfrutar del perdón de sus pecados, gozar del favor del Señor, ser su hijo, saber que reinaremos con Él. Si nuestro corazón está en los cielos, si lo que amamos es Dios y las cosas divinas, su reino, su pueblo, sus medios de gracia, entonces ocúpate en acumular recompensas en los cielos al servir a Dios cuando sirves a los hermanos.


Por Denys Payen

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