Escrito por Jorge Boscan

21 de mayo de 2021

El libro de Santiago, a pesar de que fue escrito aproximadamente en el año (44 D.C.), a un grupo de creyentes judíos que habían sido dispersados debido a la persecución de Herodes Agripa I (Hechos 12:1-2), sin duda alguna, pareciera que el autor hizo una exhaustiva investigación a nuestras propias vidas como creyentes en la actualidad. Alguien dijo: «Santiago empezó a ver nuestro andar Cristiano agarró su pluma y empezó a escribir». Santiago enfatiza básicamente su carta en una fe práctica, que destaca no el conocimiento teórico, sino la conducta piadosa. 

La carta de Santiago, ha sido cuestionada por muchos, por hacer ver en su carta una salvación que depende de las obras y no de la justificación en Cristo. Yendo así en contra de las enseñanzas del apóstol Pablo. Sin embargo, Santiago complementa el énfasis de Pablo de la justificación por la fe, con su propio énfasis en el fruto espiritual demostrando fe verdadera. En otras palabras, «las obras no son el producto de la salvación, pero si la evidencia de la misma».

OBJETIVOS DE LA CARTA DE SANTIAGO

Santiago escribió con el objetivo de que sus lectores fueran obedientes sin reserva a la Palabra de Dios. Considerando la presentación de cuatro evidencias de la verdadera fe:

1) Los cristianos son animados a perseverar en el sufrimiento con gozo. (Santiago 1:2–16)

 2) A servir de manera voluntaria como resultado de su fe. (Santiago 1:17–2:26)

 3) Son advertidos a hablar y andar sabiamente. (Santiago 3:1–4:12)

 4) Los Cristianos son llamados a mostrar empatía en las relaciones con otros en sus vidas. (Santiago 4:13–5:20)

LA CONTUNDENTE SENCILLEZ DEL LIBRO DE SANTIAGO

Santiago va directamente al grano, de manera sencilla y contundente se dirige a los creyentes. No tratando de agradar a nadie sino al Señor. Su mensaje expone claramente motivos y acciones erróneas. Llenando esta breve carta de exhortación y órdenes, que todo aquel que se identifica con el Señor, debe esforzarse en cumplir. Santiago expone tales órdenes con el propósito de instruir a los creyentes, cómo vivir una vida de fe que es «pura y verdadera» (Santiago 1:27). Muchas de las enseñanzas de Santiago, nos recuerdan los proverbios del sabio Salomón y las enseñanzas de Jesús en el Sermón del Monte. Santiago, de manera pacífica nos insta a responder con amor, humildad y paciencia cualquiera que sea la circunstancia de nuestro día a día. Dejando claro que esta es la verdadera fe que agrada a Dios.

IMPERATIVOS EN LA CARTA DE SANTIAGO PARA TODO AQUEL QUE DICE SER CRISTIANO

La carta de Santiago se caracteriza por tener un énfasis en una fe práctica, por tal razón el medio hermano de Jesús, nos dejó imperativos o mandamientos bien marcados; que como siervos e hijos de Dios debemos procurar diligentemente cumplir.

1) En medio de las diversas pruebas y problemas de la vida nos manda a:

a) Tener gozo. (Santiago 1:2)

b) Pedir sabiduría con fe, sin dudar en ningún momento. (Santiago 1:5-6)

c) No pensar que Dios lo está tentando, porque Dios no tienta a nadie y Dios no puede ser tentado por el mal. (Santiago 1:13)

2) Exhorta a los creyentes a tener un carácter conforme al de Cristo mandándolo a:

a) Ser pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse. (Santiago 1:19)

b) Ser hacedores de la palabra. (Santiago 1:22)

c) No ser oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra (Santiago 1:25)

d) Refrenar su lengua. (Santiago 1:26)

e) Guardarse sin mancha del mundo. (Santiago 1:27)

f) No murmurar contra el hermano. (Santiago 4:11)

g) Tener paciencia. (Santiago 5:7)

h) No quejarse contra el hermano. (Santiago 5:9)

3) Ordena a los creyentes de manera contundente a:

a) Que su fe sea sin acepción de personas. (Santiago 2:1)

b) Hablar y hacer, como los que habremos de ser juzgados por la ley de la libertad. (Santiago 2:12)

c) No hacerse maestros de ellos mismos, sabiendo que recibirán mayor condenación. (Santiago 3:1)

d) No jactarse, ni mentir contra la verdad. (Santiago 3:14)

e) Someterse a Dios y resistir al diablo. (Santiago 4:7) 

f) Acercarse a Dios, limpiad las manos y purificar sus corazones. (Santiago 4:8)

g) Afligir, lamentar y llorar por su pecado. (Santiago 4:9)

h) Humillarse delante de Dios. (Santiago 4:10)

i) No hacer planes sin tomar en cuenta a Dios, sino decir: si el Señor quiere. (Santiago 4:15)

j) No dejar de hacer lo bueno, porque de lo contrario será contado como pecado. (Santiago 4:17)

k) Afirmar sus corazones, porque la venida del Señor está cerca. (Santiago 5:8)

l) No jurar ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento. (Santiago 5:12)

4) De manera tajante Santiago le pide a los creyentes, tener empatía con sus hermanos haciendo lo siguiente:

a) Hacer oración al Señor, por el hermano que esta afligido. (Santiago 5:13)

b) Cantar alabanzas de gratitud, cuando el hermano esté alegré. (Santiago 5:13)

c) Visitar a las viudas y huérfanos en su tribulación. (Santiago 1:27)

d) Llamar a los ancianos de la Iglesia, si hay algún hermano enfermo. (Santiago 5:14)

e) Confesar vuestras ofensas unos a otros, y orar unos por otros para ser sanados. (Santiago 5:16)

f) Buscar al hermano que se ha extraviado, considerándote a ti mismo en su condición, creyendo que el Señor a través de ti, salvará de la muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados. (Santiago 5:20)

CONCLUSIÓN

Ciertamente, esta carta debe ser para nosotros los creyentes, un permanente recordatorio, de que no basta solamente decir que «soy cristiano», sino de mostrar evidencias palpables de la fe genuina que decimos tener por la manera en cómo vivimos. Santiago nos desafía, a cumplir con las demandas prácticas del evangelio. Por eso, su escrito tiene tanto que ver con la vida diaria, y no deja lugar al escapismo ni a las especulaciones teológicas. Solo nos queda actuar o no conforme a las demandas del evangelio. “Si posees fe genuina en Cristo para la salvación, demuéstrela.” Jesús dijo:

 «Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.»

Mateo 7:20-21

Por Denys Payen

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