Santiago 5:13-20
Como representantes y líderes del Señor, nos ha tocado estar en escenarios de duelo y alegría, donde incluso a pesar del choque propio de emociones, respondemos al llamado del Señor para atender a aquellos que sufren y los que celebran. No solo son situaciones aparentemente “sencillas” las que se enfrentan dentro del liderazgo bíblico, sino algunas que suelen ser incómodas y difíciles de afrontar; que van desde la exhortación para corrección de algunas actitudes pecaminosas, hasta el abordaje incómodo de otras que se desligan de la piedad bíblica cristiana. El liderazgo está responsablemente llamado a ir más allá del resto; incluso cuando algunos por guardar su “reputación” y evitar incomodidad callan, los ancianos están llamados a “hacer algo”, en honor a su oficio.
Santiago, no ha dejado tiempo ni espacio en la carta, para hacer un llamado general a respaldar la fe cristiana, con las obras aplicables a la vida cotidiana. En esta última sección de la epístola, se observa parte de lo mismo que se viene desarrollando en la carta. En este caso se muestra un llamado específico a ser fieles representantes del Señor, en cada espacio y rol que Dios ha dado a cada uno de los miembros de su iglesia; partiendo desde los ancianos, líderes e iglesia en general. La sección final es una de las más controversiales, pero que está como toda la biblia, subordinada al contexto a la hora de interpretarse, y cercana al hilo conectivo de la carta misma, y de toda la escritura como respaldo y veracidad de la interpretación. Los principios que se desprenden de esta sección están asociados a nuestro rol de representantes y administradores de la gracia de Dios.
Representando al Señor en cada espacio de la vida.
Santiago 5:13-18
Son tres preguntas con las que inicia Santiago: Dos de ellas se responden de manera sencilla y personal, animando a cada miembro a afrontarla de manera determinada:
¿Está alguno afligido? Haga oración, esto se le demanda directamente a los miembros que incluso pueden estar pasando por una enfermedad, dolor por pérdida, separación y otras causas; sabiendo que está aflicción o dolor se separa de la situación de pecado como observaremos más adelante, y que abarca casi toda la sección, sin dejar de ver que tanto a la enfermedad como la aflicción en sí misma, se generan como resultado de la condición de pecado y separación del hombre hacia Dios.
¿Está alguno alegre? Cante alabanza, también es un llamado puntual a los creyentes como fieles representantes y portadores de la gracia de Dios, que al estar atravesando por una situación de alegría y celebración, tengan al Señor como merecedor de tributo y honra, y Él que ha otorgado a fin de cuentas el mencionado bienestar que produce la alegría en un momento específico de la vida, de manera que, más que una emoción momentánea, provoque agradecimiento y alabanza al Dios de los cielos.
¿Está alguno enfermo? Llame a los ancianos de la iglesia. Esta última pregunta la responde Santiago, ya no con sentido personal y privado como los anteriores: “Orar en la aflicción y alabar en la alegría”, sino que aparecen los “ancianos” como personajes en escena y elementos distintos, y de referencia para lo que desea transmitir el autor. Santiago pide a estos “enfermos” que llamen a los Ancianos de la iglesia para dar atención a este caso particular; que merece ser atendido de manera “comunitaria” teniendo a los líderes pastores, como los encargados y miembros representativos más indicados para la labor. El problema con este pasaje, surge cuando no entendemos y valoramos el contexto, lenguaje del libro, y los componentes Judíos del mensaje, sin dejar de recordar los receptores originales de la carta: “Tribus que están en la dispersión”; y a valorar con atención la exhortación y argumento en esta sección con las herramientas interpretativas adecuadas.
Haga oración, los ancianos están llamados a orar por el que está enfermo, oración que no se da en contexto de enfermedad “normal”. Cada enfermedad por la razón que sea, es consecuencia del pecado. En este caso los ancianos deben orar por el enfermo, “ungiéndolo con aceite en nombre del Señor”. Es bueno entender esta frase, y su uso en el contexto y lenguaje Judío; donde la unción con aceite, tenía efectos de consagración en quien lo recibía; y en otros casos, como elemento curativo, restaurador y sanador, para animales de rebaño principal y en especialmente en la cría de ovejas.
El contexto apunta a que el personaje enfermo que menciona Santiago, estaba en medio de una condición de enfermedad provocada por una vida licenciosa para con el pecado, lo que había resultado en su extravío y enfermedad física con consecuencias espirituales; recordando que el Señor mismo cuando sanaba a los enfermos, les “perdonaba los pecados”, como la mayor necesidad que estos tenían. A diferencia de esos casos, el personaje descrito por Santiago representa y se acerca a “una oveja descarriada”, que reconociendo su enfermedad física con componentes espirituales, llame a los ancianos para confesar los pecados, de manera que estos puedan orar por Él con la eficacia que resultará cuando el pecador reconozca su condición, y sea restaurado completamente teniendo a los ancianos como instrumentos representativos del Señor.
Los ancianos como medios de gracia, y el aceite como símbolo de gracia, le recuerda al pecador en el lenguaje judío, el efecto sanador, purificador y restaurador de una “oveja” que dada su terquedad, indisciplina, obstinación, dejaba el rebaño y se dañaba a sí misma, obteniendo al regresar a los brazos del pastor, la curación, atención, restauración y la incorporación necesaria al redil.
La Oración de fe sanará al enfermo, Las enfermedades no están fuera de los parámetros, controles divinos y soberanos del Señor, no siendo provocadas por Dios como ya hemos dicho, sino como consecuencia de la obstinación pecaminosa del hombre; sin embargo, muchas enfermedades son medios de gracia, que Dios permite para Glorificarse y mostrarse. Como ejemplo existen muchos casos en la biblia como el de Job, quien sin causa alguna, padeció diversas plagas como ataque de Satanás para con él y su familia, el de Pablo y su “aguijón”, quien rogó muchas veces que le fuese quitado y nunca desapareció.
A diferencia de los casos anteriores; Santiago, describe a alguien que tendrá como medios e instrumentos de Dios, a los ancianos para volver al pecador a la real comunión con el Señor como consecuencia de su arrepentimiento, provocando su sanidad y la eficacia de la oración por el objeto mismo del Señor como garantía de la restauración; es decir, la eficacia de la oración, no viene dada por los ancianos, ni por el aceite, sino por el Nombre del Señor y su llamado irresistible, quien rescata al confeso y arrepentido pecador y lo vuelve a la comunión, mostrando la eficacia de una oración respondida por el Señor quien no menosprecia, ni desecha a los que doblegan su espíritu.
Confesión, oración, eficacia en la restauración, un llamado general, a tener estos aditivos deben estar presentes cuando se reconozca una condición de este tipo de enfermedad, Santiago sigue esclareciendo la condición enfermiza, y la necesaria presencia de los ancianos, quienes escucharán de labios de los que anhelan volver a la comunión entendiéndose como pertenecientes al Señor, siendo la confesión, oración, y sanidad rasgos visibles de acompañamiento del arrepentido pecador.
Elías oró y el juicio de Dios llegó, el autor al mencionar a Elías en este versículo, corrobora y respalda aún más el principio que se viene describiendo; tal enfermo estaba recibiendo este quebrantamiento como parte del juicio de Dios por su pecado, pues Elías, siendo igual que nosotros, oró para que no lloviera, y no llovió, como parte del Juicio de Dios para una nación pecadora, pues, Elías a pesar de su debilidad colocó al Señor como su Señor y a quien le debía representar, a pesar de lo que sucedía alrededor, llegando al punto de ser usado por Dios como profeta promulgador de Juicio, hacia una desobediente nación. Al final también Elías oró para que lloviera como parte de la restauración del pueblo y también sucedió como respaldo y poder de la autoridad y gobierno supremo de Dios.
Representando al Señor en la restauración.
Santiago 5:19-20
Salvar y restaurar es volver a la vida a un muerto espiritual, Estos últimos versículos, afianzan aún más la realidad contextual del pecador y extraviado enfermo. Mucha gente deja en manos de los ancianos y líderes la responsabilidad de servir de ayuda para los que se alejan y extravían de la fe; en algún sentido ahora Santiago llama a todos a buscar los canales y formas de rescatar a aquellos que se han extraviado de la verdad, usando todo lo bíblicamente considerado para ello; donde, la oración, empatía, cercanía y amor serán valores que servirán de ayuda y reflejarán el carácter amoroso del Señor.
El que haga volver al pecador, salvara una vida, Mucho debemos aprender de este llamado que hace Santiago, ya que la mayoría de los creyentes se desligan de la responsabilidad comunitaria de rescatar al perdido, razonando cualquier excusa, para evitar incomodarse e involucrarse en la recuperación, sanidad y renacimiento del extraviado pecador, dejando pasar de lado la maravillosa realidad de representar al Señor y ser parte de su plan restaurador, mostrando su favor misericordioso a otros de la misma forma que Él lo ha hecho con nosotros; quien nos arropo en su amor cubriendo nuestros pecados.
Conclusión
Tenemos mucho trabajo por hacer en la actualidad y para el futuro que se avecina; para lo cual Santiago desde ahora, nos anima desde estos pasajes, a hacerlo como buenos y obedientes miembros de su iglesia. Sus fieles representantes, orarán en la aflicción, cantarán en la alabanza, y buscarán la forma como ancianos, pastores, líderes o miembros particulares de la iglesia, a rescatar, orar, dolerse y movilizarse por un extraviado hermano. Sabemos que en este tiempo muchos pudieran estar pasando una dura batalla contra el pecado, no siendo sencillo confesar ni buscar la ayuda; sin embargo, al tener conocimiento de algún alejamiento, extravío o dificultad, tanto como el que conocedor, como los ancianos y líderes están llamados a buscar formas de ayudar en el rescate de la persona espiritualmente y muchas veces físicamente enferma. Al sentirnos dentro de una gran familia espiritual en Cristo, estaremos dispuestos a afrontar y ayudar en los casos que se nos presenten.
Ps. Róbinson Moreno