Escrito por Jorge Boscan

21 de noviembre de 2020

Leer Santiago 1:9-11

El tema de las prueba que se menciona al inicio del verso 2, capítulo uno, “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia” (1:2). Santiago, les escribe a los creyentes  que están   siendo perseguidos por causa de fe en Jesucristo.  Él les  invita a tener  gozo en medio del sufrimiento, y a la vez pedir sabiduría, paciencia y fe. (1:5-6). 

Sin embargo, no es casualidad que, en los versículos del 9 al 11, la intención del autor es consolar a los hermanos que se encuentran en humilde condición y a la vez amonestar a los ricos. Y así leemos:

“El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como flor de hierba. Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas” (Santiago 1:9-11 RV60).

Una humilde condición.

Santiago tiene una gran estima al hermano que se encuentra en una condición humilde o de pobreza, pues sabe que muchos hermanos viven en pobreza abrumadora y que se encuentran en el último escalón de la sociedad. La palabra “hermanos míos” tiene un significado de unión, de fraternidad y amor, pues aparece más de quince veces, con el apelativo: “hermanos míos, mis amados hermanos, hermanos” (1:1, 9, 16,19; 2:1, 5,14; 3:1, 11,12; 5:10). Es la primera señal que debemos tener todos los creyentes en la iglesia. Y en este tiempo que vivimos, cobra mayor  significado y valor la palabra hermano.

“Sed todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde…”

1 Pedro 3:8

Una gloriosa exaltación.

¿Cómo puede un cristiano económicamente empobrecido entender que es altamente exaltado? Es lo que Santiago nos quiere decir en cuanto a nuestra posición. En otras palabras, no debe fijarse en las posesiones materiales sino en los tesoros espirituales. Debe tener un enfoque totalmente diferente de la vida. Él ve la vida no desde el punto de vista materialista sino en relación con los valores espirituales. Sabe que Dios mismo ha elevado al creyente a un alto rango. Se ve a sí mismo como hijo o hija de Dios.

Por ser miembro de la familia real de Dios, el hermano “debe enorgullecerse o exaltarse” de su nuevo árbol genealógico. Con orgullo él señala a su Padre Celestial y a su hermano Jesucristo. Por las venas del cristiano corre sangre real. Santiago dice: “Escúchenme, amados hermanos míos: ¿no ha escogido Dios a aquellos que son pobres ante los ojos del mundo para ser ricos en fe y para heredar el reino que prometió a los que le aman?” (2:5)¡Con razón debe enorgullecerse el cristiano de su alta posición! Es heredero del reino de Dios.

“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”

Mateo 6:33

Una advertencia.

El que es rico en su humillación, esto es una  ironía. Lo que está diciendo es: “El rico debe enorgullecerse de su baja posición”, pero desde el punto de referencia de un hermano de buen juicio espiritual. Los bienes terrenales pueden compararse a las olas del mar; vienen y se van. Santiago, sin embargo, usa una ilustración tomada de su clima y su paisaje. Al igual que lo hace el profeta Isaías 40:7-8, Job 14:2 y el Salmo 103:15-16. Es una figura de la fugacidad de la vida humana.  El destino de lo que olvidan a Dios se asemeja a la sequedad de la hierba. Pues la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee, como, lo descubrió demasiado tarde el rico de la parábola (Lc 12:16-21). 

Conclusión.

Debemos aliviar las necesidades de todos aquellos que están afligidos por la pobreza. Pero una cosa es ofrendar generosamente para los pobres, y otra cosa es asociarse con ellos. La persona de buenos recursos económicos puede tener mucha más influencia y recibir más respeto que la gente que pertenece a la clase más baja de la sociedad. Dicha persona puede mostrarse dispuesta a ayudar a los necesitados, pero no necesariamente en base a una relación personal.

Sin embargo, Santiago dice que el hermano empobrecido ocupa una alta posición. En otras palabras, ¡no lo tomes demasiado a la ligera! Además, este mismo hermano debe tomar plena conciencia de la posición exaltada que ocupa. Es un hijo de Dios.


Por Ps. Jesús Idrogo

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