Escrito por Jorge Boscan

27 de febrero de 2021

Cada vez que nos preguntan,  ¿Cuál es la misión de la iglesia? La respuesta está resumida en los pasajes de la Gran Comisión en el evangelio de Mateo:

“Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y  Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”

Mat. 28:16-20 RV60

Creemos que la iglesia es enviada al mundo para dar testimonio de Jesús proclamando el evangelio y haciendo discípulos de todas las naciones. Esta es nuestra tarea; este es nuestro llamado singular y central. Pensar más allá de este mandamiento,  estaríamos desvirtuando lo expresado por nuestro Señor Jesús a sus discípulos. 

Entonces, surge otra pregunta: ¿Cómo deberíamos proclamar el evangelio y haced discípulos?

Lo primero que debemos entender es de donde viene la misión de la iglesia:

La Misión  nace del corazón de Dios

Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para todos nosotros (2 Ti. 3:16). En el Antiguo Testamento  el libro de Génesis 12:1-3, encontramos el llamado de Dios  a Abram:

 “Pero Jehová había dicho a Abram: vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y será bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”

Génesis 12:1-3

Todo el mundo está de acuerdo que en este texto es crucial  en la historia de la redención para el gran plan de Dios. Génesis 12 entra en  la escena de la promesa de la bendición universal. Esta  promesa que ha de ser de bendición para todas las naciones del mundo. Pero, también otros lo ven como una  revelación hermosa de la misión de Dios, como las órdenes para el caminar de Abraham. Pero mientras que todos reconocen que Génesis es un pasaje clave en el plan de salvación, otros lo ven “como una parte importante en la lectura misiológica de la biblia.” Lo que quiere es que Génesis 12  revela el corazón de la misión de Dios y de la nuestra.

La Misión es mandamiento del Señor Jesús

Volviendo nuevamente, quienes deberían  proclamar el evangelio al mundo, la respuesta está en la despedida del Señor Jesús a sus discípulos ante su regreso al Padre, diciéndoles: “toda potestad me es dada en los cielos y en la tierra”, de manera que  los discípulos son enviados con autoridad a predicar el evangelio en  toda parte del mundo. Así mismo la iglesia del Señor, y cada cristiano tenemos autoridad para llevar el evangelio de salvación a todo ser humano en cada rincón del mundo. Es llevar un mensaje de esperanza a un mundo que va camino a la destrucción. El Señor al final de su discurso en el sermón del monte nos recuerda, “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre monte no se puede ocultar…Así brille vuestra luz delante de los hombres” (Mat. 5:13-14). Tu familia, el vecino, el amigo y la gente de la calle necesitan de la sal y luz del evangelio.

La Misión es haced Discípulos

Una de las tareas más importantes de todo creyente nacido de nuevo o regenerado,  es dar a conocer el nombre de Nuestro salvador en cada rincón del mundo,  pues a medida que va caminando  deja  impresa la huella en cada lugar. “Id, pues, haced discípulos” es el mandamiento del Señor a  la iglesia. Es por eso que el Señor, primeramente,   comisiona a los discípulos a hacer discípulos y que sean  bautizados, y sean enseñados guardando todos los mandamientos (Mat. 28:19-20). 

Las palabras del Señor no dan espacio para poder salirnos del mandamiento. Debemos ir y hacer los discípulos. No se trata de que quieras o que tengas ganas o que pienses que eso “ya es mucho”. El compromiso no es con el hermano o el pastor o con la iglesia. Si realmente amas al Señor y lo tienes como tu Señor y salvador, el ir y hacer discípulos es algo que deberíamos  estar haciendo todos los días. Él promete estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Conclusión

Si entendemos la gran comisión es un mandamiento nacido del corazón de Dios desde el principio de la creación, si entendemos la misión que nos es dejada por nuestro Señor Jesús a la iglesia en todo tiempo y todo lugar del mundo, y si entendemos nuestro rol de discípulo. Estaremos cumpliendo la gran comisión. 


Por Ps. Jesús Idrogo

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