Enfocados en la misión encomendada

Leer Romanos 11:36

La actual pandemia y situación global ha sido entre cosas un medio modulador y evaluador de la identidad y enfoque del creyente. Estos días hemos recibido noticias de muchos que se han alejado de la vida de la iglesia, sin ultimar detalles, la iglesia no ha sido su mayor pasión, y la pandemia ha sido un aditivo para arraigar la condición carnal de muchos que tal vez bajo la sombra de la iglesia y la religiosidad se cobijaban, pero que carecían de fundamentos y bases muy lejos de las que desea y determina Dios para sus hijos.

Muchos preguntan por algunos de los pastores y misioneros fundadores de nuestra iglesia que han salido del país, y que hoy estan en otras tierras sirviendo al Señor; pues, seguimos en contacto directo y con relaciones muy buenas; sabiendo que la misión, visión y fundamento doctrinal con la que fue fundada la iglesia aún siguen como sendero a seguir; con desafíos constantes y necesidades que en el tiempo y por las situaciones surgen, pero con la palabra y gracia de Dios como norte y guía.

En todo tiempo y principalmente en estos días, debemos estar conscientes y claros de la Misión y visión que debemos tener dentro del plan que Dios ha establecido para su iglesia; hoy estaremos revisando como la Iglesia Bíblica Metropolitana, se enmarca dentro del plan de Dios como iglesia Local:

Propósito

En la pequeña iglesia donde crecí, recuerdo con claridad las muy provechosas clases de catecúmenos, en las cuales recibíamos clases preguntas derivadas de los catecismos menores reconocidos dentro de la iglesia protestante; pues, la primera pregunta del catecismo menor de Westminster, habla del propósito y fin principal del hombre, cuya respuesta clara y tajante es contestada en dicho material de la manera siguiente: El fin principal del hombre es Glorificar a Dios y gozar de Él para siempre:

  1. Propósito e identidad del creyente. Romanos 11:36

¿Cuál es el fin principal del hombre? Glorificar a Dios y gozar de Él para siempre. Catecismo menor de Westminster.

No existirá ningún propósito e identidad sino estamos reflejando frutos que sean dignos del arrepentimiento del Señor. Lucas 3:9

Cuando entendamos nuestra Propósito e identidad en el Señor, será nuestra tarea realizada con gozo constante. Hechos 16:23-25.

La Iglesia Bíblica Metropolitana tiene establecido lo siguiente como misión y visión:

Misión

Glorificar a Dios:

Adorándole en todo tiempo

Proclamando el evangelio.

Haciendo discípulos.

Sirviendo a la comunidad

Viviendo en comunión fraternal. Desde allí se desprenden las siglas del CADES, comunión, adoración, discipulado, evangelismo y servicio.

Visión (Características de una iglesia en establecimiento)

  1. Mantenernos hasta la venida de Cristo
  2. Alcanzando eficazmente a la gente con el evangelio
  3. Teniendo cada uno la Adoración a Dios como un estilo de vida.
  4. Bajo el liderazgo de unos ancianos que gobiernan bien,
  5. Teniendo todas las cosas en común.
  6. Creciendo continuamente en el conocimiento de Dios.
  7. Mediante el sostenimiento apropiado de los ministerios.
  8. Y la influencia de nuestras familias como ejemplo de sociedad.
  9. Y una sana interdependencia entre iglesias y asociaciones cristianas
  10. Para impactar al mundo con una visión de conquista global.

Sin duda parecieran ser estas cosas que líneas arriba hemos mencionado de poca estima para algunos, pero vienen a ser lo que como iglesia local nos identifica con el Señor y nos hace vivir en medio de un marco espiritual de la iglesia local, con repercusiones dentro de la universalidad propia de la iglesia; es decir, somos parte de la iglesia universal del Señor, siendo visibles en nuestras comunidades y localidades cercanos. Es bueno siempre recordar nuestro rumbo, identidad, misión y visión como iglesia, de manera que nunca perdamos de vista la historia y fundamento en el cual fuimos plantados y también el rumbo que debemos seguir en todo tiempo, renovando y cambiando lo que nos acerque al Señor y su palabra y guardando y atesorando aquellas cosas que nos han santificado en el tiempo.


Por Pr. Róbinson Moreno