Leer: 1 Timoteo 1:12-17
Unos de los himno más emblemáticos en la historia de la cristiandad, estimado e interpretado por el mundo secular ha sido «Sublime Gracia», su compositor fue Jhon Newton. Este hombre fue instruido por su madre en los caminos del Señor, pero la pierde cumpliendo casi 7 años de edad, quedando al cuidado de su padre y su madrastra. Esto trajo como consecuencia que el niño Newton, no escuchará más nunca del evangelio. A la edad de 11 año, Newton se encamino con su papá para ser un navegante, porque su padre era marinero. Ya cuando cumplió los 18 años, era un marinero independiente y estaba totalmente perdido.
Newton era un joven que se caracterizaba por ser violento, cruel, duro, libertino y sin escrúpulos. Sin embargo, en una de esas excursiones naviera, este joven en medio de una gran tormenta se vio atemorizado porque el barco que navegaba se estaba hundiendo, cuenta él mismo que por primeras vez se dió cuenta de lo frágil que es la vida, y clamo por misericordia a Dios. Desde ese entonces, Newton empezó a recordar y leer la escritura que su madre le enseñaba cuando era niño. Pero fueron años después cuando este joven perdido, en medio de otra tormenta conoce al Señor. Su testimonio ha sido conmovedor, ya que Newton tenía algo peculiar «nunca pudo olvidar su pasado y de donde Dios lo había sacado». Luego de conocer al Señor, fue martillado el resto de su vida por su conciencia, porque el llegó hacer capitán y dirigente de un barco de trata negrera junto a un grupo de personas que secuestraban y traficaban Africanos a Inglaterra y otros lugares, donde vendían a aquellos que llegaban con vida. Este fue un acto que Jhon Newton, nunca pudo sacar de su mente. Por esta razón, el se llamaba así mismo «El esclavo africano» y decía en sus sermones expresiones como:
«Si el más miserable, ignorante y despreciable de los esclavos fuera arrancado de la costa del África, y fuera señalado ministro de la Iglesia, es un hecho que puedo contemplar con admiración, pero jamas con suficiente estímulo y valor».
De este hombre al morir se escribió en su lápida lo siguiente:
«Clérigo Jhon Newton, antes un infiel y libertino, un siervo de esclavos en África, fue por la misericordia y gracia de nuestros Señor y salvador Jesucristo, preservado, rescatado, perdonado y señalado para predicar la fe que por tanto tiempo había estado destruyendo».
Este breve testimonio de Jhon Newton, tiene mucha similitud con la vida de uno de los hombres más blafemos, injuriador y perseguido de la Iglesia en el primer siglo, llamado Saulo de Tarso, quién fue salvado, perdonado y rescatado de manera dramática por la gracia y misericordia de nuestro Señor Jesucristo.
GRATITUD AL SEÑOR POR EL LLAMADO AL MINISTERIO
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio,
1 Timoteo 1:12
El apóstol Pablo, comienza este pasaje agradeciendo al Señor, por haberle tenido por fiel y ponerle en el ministerio. Y es sorprenderte esto, porque pudiéramos pensar que Pablo menciona en el pasaje anterior a blafemos, transgresores, desobedientes, homicidas, secuestradores, impíos, irreverentes, profanos, mentisoros, perjuros y pecadores. (1 Timoteo 1:9-10), con la intención de jactarse y actuar como el fariseo de la parábola a la que referiré Jesús en Lucas 18, que oraba consigo mismo diciendo:
«Dios te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano».
Lucas 18:11
Sin embargo, es importante resaltar que Pablo, no deja espacio a ese tipo de especulaciones, porque inmediatamente dice:
Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador.
1 Timoteo 1:13
En otras palabra, Pablo no uso este listado para decir; estas son las personas que necesitan la ley y de manera irónica expresar: «por esto estoy agradecido con Dios, por haberme tenido por fiel y no ser como aquellos». Es sorprendente lo que Pablo dice porque el no fue puesto en el ministerio y llamado a servir, por lo que él era en su vida pasada. Sino porque Pablo hacia parte de ese listado. El era un blasfemo, agresor y perseguidor.
Un ejemplo de lo que era Pablo, quién anteriormente era conocido como Saulo de Tarso. Lo vemos en el libro de los Hechos capítulo 7, donde por primera ves es nombrado en las Escritura. Este pasaje habla de un discípulo llamado Esteban, quién estaba siendo enjuiciado porque según las personas presentes allí, lo estaban acusando de haber blasfemado contra Moisés y decir que Jesús iba a destruir el templo. Para los sacerdotes y religiosos de Israel, esto era una blasfemia. Esteban en defensa de estas acusaciones, da un sermón larguísimo donde explica como a través de la historia de Israel se había visto constantemente que este pueblo más que ser celoso era duro a la Palabra, y habían despreciado las palabras de los profetas, no reconociendo quién era el señalado, que por supuesto era Jesús el Justo. Al final del capítulo 7, del libro de los Hechos, Lucas narra como estos religiosos se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra Esteban. (Hechos 7:54). Era tanto el tormento y el odio que sentían estos religiosos que dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra Esteban. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. (Hechos 7:57-58).
Tal ves Pablo era uno de los que a gran voz decía: «denle duro, acabemos con él». Y como si esto fuera poco, luego de este cruel acto, mientras la Iglesia del Señor lloraba la muerte de su hermano, el primer mártir por seguir a Cristo. Saulo simultáneamente seguía persiguiendo la Iglesia del Señor.
Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.
Hechos 8:3
SAULO EL TORTURADOR DE CRISTIANOS
Luego que el apóstol Pablo, se convirtiera al Señor, el debe dar testimonio de su conversión. En una oportunidad estando frente al rey Agripa, Pablo empieza a contarle acerca de lo que había sucedido con él, diciendo lo siguiente:
Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret;
Hechos 26:9
Es interesante lo que dice Pablo, porque el afirma estar convencido que el debía hacer esos males contra aquellos que creían en Jesús. Porque Jesús de Nazaret, se estaba oponiendo a su religión. En otras palabras, Pablo pensaba que estaba haciendo la voluntad de Dios, al ser violento con los seguidores de Jesús. Pablo ya arrepentido, le describe con detalles al rey Agripa, como el era de violento con los discípulos del Señor, pensando que esto era agradable a Dios.
Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.
Hechos 26:10
Quizás alguno diga: «pero Pablo solamente votaba, más no se involucraba». No obstante, el mismo dice:
Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.
Hechos 26:11
El apóstol Pablo, era un torturador. El no se conformó solamente en buscar cristianos en Jerusalén, sino que pidió permisos para salir a ciudades extranjeras para cumplir su cometido; torturar y perseguir Cristianos.
Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.
Hechos 9:1-2
Pablo era un hombre insaciable, su dureza y crueldad de corazón era tal, que el podía llegar a torturar a varios cristianos en un día, pero su sed de venganza no era satisfecha. Este hombre se comportó de la misma manera que muchos enemigos de Cristo y su Iglesia se comportan actualmente en todo el mundo. Uno de los países que en los últimos días ha dado de que hablar, por la persecución que hay contra los cristianos, es Afganistán. Estos creyentes son obligados y torturados a negar su fe en Cristo hasta morir.
EL ENCUENTRO CON JESÚS DE NAZARET
En estas cosas pensaba Pablo, cuando le dice a Timoteo:
Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
1 Timoteo 1:13
Hechos capítulo 9, narra como Pablo aún respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote a buscar carta de aprobación para ir en contra de ellos. No obstante, lo que él nunca imaginó fue que él Señor de esos discípulos iba a venir por él. Pablo quizás venia apresurado y ansioso por torturar y maltratar a más cristianos en Damasco. Y derrepente escucha una voz calmada, apacible que le dice: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¿por qué das coces contra el aguijón? Y a partir de ese encuentro Pablo se hizo un siervo para Cristo.
Pablo le escribe a Timoteo que a pesar de que él era como uno de los nombrado en la lista mencionada anteriormente, él fue recibido a misericordia porque lo hizo por ignorancia e incredulidad. Es importante destacar, que esa ignorancia no lo excusaba, ni lo libraba de responsabilidades. Pablo sabía que el se mantuvo fiel a sus costumbres religiosas, en lugar de evaluar la evidencia que apuntaba que Jesús era es el Mesías esperado por su pueblo. Pablo sirviendo al dios de sus tradiciones, se levantó contra el único Dios verdadero, pensando que lo agradaba, cuando en realidad lo perseguía por su dureza de corazón.
LA ABUNDANTE GRACIA DE JESÚS
Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.
1 Timoteo 1:14
A pesar de lo malvado y miserable que era Pablo, el expresa que la gracia de Jesús fue más abundante. Lo que significa, que Cristo no da gracia suficiente, sino que da gracia de sobra. Alguien dijo en relación a este pasaje «Hay más misericordia en Cristo, que pecado en nosotros». Lo que quiere decir que si colocamos nuestros pecados en una balanza y pesa 1000 kilos, Cristo traería consigo un camión de amor y misericordia que pesan miles de toneladas. Por esto el salmista dijo:
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen.
Salmos 103:10-13
La misericordia del Señor, no tiene límite, es de la eternidad hasta la eternidad. El Punto clave de todo esto es que Timoteo, no podía permitir bajo ninguna circunstancia, que estos falsos maestros enseñarán mentiras diciendo que guardando la ley iban a estar bien con Dios. Pablo quería enseñarle a Timoteo, a través de su propia experiencia que la ley fue dada para mostrar el pecado del hombre, al mismo tiempo de mostrar la abundante gracia de Dios. Por esto Pablo dice:
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
1 Timoteo 1:15
Quiero hacerte una pregunta. ¿Tú te identificas dentro de ese grupo que Jesús vino a buscar?, ¿tiene este pasaje de las escrituras algo que ver contigo? Porque si tú no te identificas como un pecador, según este pasaje, Jesús no vino por ti. Y si no estamos dispuestos a vernos nosotros mismo como pecadores, Cristo no puede ser nuestro salvador.
Uno de los cambios evidentes que produce la gracia de Dios, es la humildad. Esto lo podemos ver en Pablo. Este siervo en una actitud humilde, sumisa y abrumado por el amor y la misericordia de Dios, reconoce ser el primero de los pecadores. Por esta razón, continúa diciendo:
Por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.
1 Timoteo 1:16
Pablo pudo haber dicho: Timoteo mira lo que ha hecho Dios conmigo, mire a donde he llegado, observa lo que yo soy, imita mi fidelidad al Señor, yo he sufrido por Cristo, he dejado un legado, he escrito la mitad del NT, no me importa morir por Jesús. No obstante, ¿sabes lo que Pablo quería que Timoteo y nosotros recordáramos de él? Que a pesar de lo duro, miserable, cruel y pecadores que sean las personas, le prediquemos, y estos digan que Dios nos lo puede perdonar, mostremos su testimonio y lo que hizo la gracia de Dios en él.
Pablo después de contar su experiencia y ver la gracia y misericordia de Dios en su vida, no le quedó otra opción que alabar y exaltar el señorío de Dios.
Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
1 Timoteo 1:17
CONCLUSIÓN
Este pasaje de la escritura, nos muestra una vez más lo bueno, amoroso y misericordioso que es nuestro Dios. Pablo y Newton dos hombres malvados pero rescatado por la gracia de Dios. El testimonio vivo y real de estos dos hombres, nos enseña una vez más que así como abundó el pecado, sobre abundó la gracia del Señor. Por tanto, no hay pecado que Cristo no pueda perdonar y no hay pecador que él no pueda salvar. Dios nos ayude a nunca olvidar de donde Dios nos sacó. Y que podamos decir como Newton, ya anciano y sin memoria él decía: Por mi vejez ya he olvidado muchas cosas, pero lo que nunca he podido olvidar es que «soy un gran pecador, pero Cristo es mi gran salvador» .
Por Denys Payen