Leer Santiago 2: 19-26
En el contexto de la epístola de Santiago, sus palabras dulces y sazonadas de amor, a las doce tribus que estaban esparcidas, como “Hermanos míos”, “mis amados hermanos” nos dice en un sentido pastoral, de ánimo a la iglesia que estaba siendo perseguida, y en un sufrimiento constante (vv. 1:2); les invita a depender más de Dios.
La fe de ellos estaba siendo probada a través de diversas , “pruebas y tentaciones” (vv. 1:12-18), pero sabiendo que al soportar y perseverar recibirán la corona de vida. No obstante, se observaba entre ellos, cierto favoritismo o acepción de personas como lo describe en el capítulo 2, “No hagáis acepción de personas en la fe de nuestro glorioso Señor Jesucristo” (vv. 2:1) la cual es pecado y son culpables por transgredir la ley real. Santiago, les advierte que debe cumplir la ley real conforme a la Palabra de Dios:
“AMARÁS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO” (Lev.19:18),
sino se hace convicto de la ley.
Además, de amar al prójimo, la fe se manifiesta en buenas obras, marca en la vida cristiana. Pues, al no tener el hermano ni sustento diario ni ropa. La fe actúa en medio de la necesidad, porque, “así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta” (vv 2:17). No es que somos salvo por las obras, sino que la fe da como resultados buenas obras en la vida del creyente.
El ejemplo de Abraham (vv. 20-24)
Santiago, continúa su discurso entre la fe y las obras, de modo que, una fe sin obras es muerta. Cada creyente puede evaluar si su fe es viva o muerta:
¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obra es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
Santiago 2:19-20
El primer ejemplo, ilustra la fe de Abraham por las obras como padre del pueblo judío. Sin antes, interponer a sus interlocutores a un razonamiento a aquellos hombres vanos, es decir, un hombre con una cabeza vacía. Por lo tanto, lo que está muerto, estéril no puede producir, es así, infértil. Y, llega a la conclusión que la fe sin obra está muerta.
Abraham es el antepasado espiritual de todos como lo explica Pablo en romano, “los que andan en los pasos” de su fe hoy (Ro. 4:1-2); y todos los que son de Cristo, son de la “descendencia de Abraham y herederos según la promesa” (Gal.3:29).
Y Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. (vv. 2:23). La justificación es un acto soberano de Dios. ¿Qué significa esto? Significa que uno no es enemigo de Dios, y Cristo viene a ser justicia.
Al que no conoció pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.
1 Co. 5:21
Por cuanto todos pecaron, y están destituido de la gloria de Dios, siendo justificado, mediante la redención que es en Cristo Jesús
Ro. 3:23-24
El ejemplo de Santiago es concluyente diciendo, que la fidelidad es obedecer nada más que la verdad de Dios.
El ejemplo de Rahab. (vv 25)
El siguiente ejemplo, ilustra una mujer de muy baja reputación del Antiguo Testamento. En tiempo de la conquista de la tierra de Canaán por los israelitas. (Josué 2:1-14). Ella protegió a los dos espías enviado por Josué con la promesa de salvar a todos su familia.
Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
Santiago 2:25
Ella demostró su fe al arriesgar su vida y de su familia para proteger los mensajeros de Dios. Una vez más, una fe sin obra es muerta. Su condición pecadora, y apartada de Dios, le eran imposible alcanzar la salvación ante la eminente destrucción del pueblo.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvo), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en lugares celestiales con Cristo Jesús”
Ef. 2:4-8
Conclusión
Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obra está muerta
Santiago 2:26
1. Por medio de este pasaje comprueba lo esencial que es la fe y las obras en la vida cristiana.
2. El cuerpo sin espíritu está muerto, la fe sin la obras es muerta.
3. Como cristianos debemos tener mucho cuidado de no ignorar la necesidad de las obras en la iglesia.
4. ¿Tiene fe? No responda, sino, muestre con sus obras en los frutos de tu fe.
¡Que el Señor nos ayude a hacer hacedores de Su palabra, y no simples oidores!
Por Ps. Jesús Idrogo