Leer: Joel 2:12-17
A través de los siglos, a pesar de la depravación del hombre, Dios se ha mostrado con la humanidad misericordioso, clemente y compasivo. Utilizando incluso, las catástrofes, enfermedades y calamidades en la vida, para atraer nuestra atención. En Joel, vemos cómo Dios usa una plaga de langostas para atraer la atención de su pueblo; y luego le promete bendecir y sanar su tierra, si se arrepienten de sus pecados. Este ha sido el deseo de Dios desde el principio. Por esa razón, desde el AT, hasta nuestros días, su mensaje no ha variado y por ello manda a todos los hombres a:
«Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar».
Isaías 55:6-7
Todos los seres humanos queremos ser bendecidos por el Señor, pero no nos queremos acercar a Él. El arrepentimiento es el primer paso que debemos dar, si queremos disfrutar de las bendiciones de Dios.
Un llamado al arrepentimiento genuino
Joel, hace un llamado urgente de arrepentimiento al pueblo de Judá, para que ese día grande y terrible del Señor, mencionado en Joel 2:11, no lo agarre desprevenido. Y le dice:
«Pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.»
Joel 2:12
¿Qué significa “convertíos a mí con todo vuestro corazón”?. Esto significa que todo nuestro ser, nuestra mente, nuestra voluntad, nuestras emociones, nuestra alma, nuestra forma de ver la vida, tienen un cambio radical. Es tanto, que este cambio la Biblia lo describe como «un pasar de muerte a vida». Es un pasar «del reino de Satanás al reino de Cristo». Es un giro de 180°, un cambio total de dirección en nuestras vidas. Que te lleva a amar lo que antes odiaba (Dios), y te lleva a odiar lo que antes amabas (pecado).
Ese cambio va acompañado de un profundo dolor y lamento por el pecado. Por eso el profeta Joel, escribe que esa cierta e indudable conversión debía ser evidente, «Con ayuno y lloro y lamento». El odio que debemos sentir por el pecado, no debe ser sólo por el castigo y consecuencia que este nos puede traer. Sino más bien por lo «sucio y ofensivo» que es delante de un Dios Santo y Misericordioso.
RASGAR NUESTRO CORAZÓN Y NO NUESTROS VESTIDOS
En la cultura judía una muestra de lamento era rasgar sus vestidos. Era una manera de decir; “estoy tan sobrecogido con dolor que no me importa si mi ropa se arruina y me veo mal.” Joel sabía que se podían rasgar los vestidos sin rasgar el corazón, y describe el tipo de arrepentimiento de corazón que realmente agrada a Dios. Por tal razón, deja en claro que el verdadero arrepentimiento no es rasgar el vestido sino “rasgar el corazón”.
En una oportunidad, una mujer avergonzada por haber hurtado una joya valiosa en su trabajo, comenzó a asistir a una iglesia cristiana. Pero su sentido de culpa, no era porque el pecado en sí mismo es sucio y ofende a Dios. Sino por la vergüenza de que ella no había sido criada así. En otras palabras, esta mujer no se consideraba pecadora, y estaba fingiendo su arrepentimiento, pensando que yendo a la Iglesia era suficiente para tapar su falta.
Este ejemplo nos muestra, que esta mujer no se había arrepentido de corazón, a pesar que de manera externa lo aparentaba. El verdadero arrepentimiento conlleva apartarse del pecado. El apóstol Juan dice:
«Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios».
1 Juan 3:9
Una persona que no se aparte del pecado no ha conocido a Dios, así haya dejado de hacer algunas cosas malas, asista a la Iglesia, lea la Biblia de vez en cuando, y participe de ciertas actividades espirituales. (Ayuno, vigilia y oración).
Convertíos al señor de todo corazón
«Convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo».
Joel 2:13
El profeta Joel, demanda a su pueblo una conversión verdadera hacia el Señor, la cual afectará todo su ser. Porque no hay verdadera conversión si no es de todo corazón.
El conocer la bondad y misericordia de Dios, debe ser el motivo principal para el arrepentimiento verdadero. No nos debemos arrepentir con la idea de que “Dios es tan malo que si no me vuelvo a Él, me condenará.” Por el contrario, la idea es, “Dios es tan misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia que me librará de lo que me merezco si me vuelvo a Él». Al fin de cuenta es su bondad la que nos lleva al arrepentimiento.
«¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?»
Romanos 2:4
UNA INVITACIÓN A LA QUE NINGUNO PODÍA FALTAR
«Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?»
Joel 2:15-17
Joel invita a una asamblea al pueblo de Judá, donde niños entre ellos los recién nacidos, jóvenes, ancianos y aún los recién casados; debían abocarse sin excusa alguna. Porque era una situación de vida o muerte.
Al novio lo manda a salir de su cámara, y a la novia de su tálamo. Además del mismo patrón de arrepentimiento que presentó en Joel 1:14. Joel añade ideas interesantes al novio y la novia. La idea con estas ilustraciones es que en tiempo de arrepentimiento el pueblo de Dios no puede proseguir “con normalidad», sino que debe venir ante el Todopoderoso reconociendo su pecado.
Los sacerdotes o líderes entre el pueblo de Dios, tienen la responsabilidad de ser un ejemplo visible en guiar al pueblo a arrepentirse. Joel como profeta de Dios, se une al clamor del pueblo, presentándose como ejemplo y guía pidiendo a Dios en oración lo siguiente:
«Perdona, oh Jehová a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad».
Joel pone en boca de los sacerdotes de Dios una rica oración. Como si los sacerdotes debieran orar pensando, “¿Cómo podremos persuadir a Dios a que tenga misericordia de nosotros?”
Examinemos esta breve oración.
a) Perdona: Esto implica que el pueblo de Dios merece juicio, pero que imploran misericordia.
b) Tu pueblo: Esto recuerda a Dios que ellos le pertenecen, y provee otra motivación para misericordia.
c) No entregues al oprobio tu heredad: Esto le dice a Dios que la misericordia otorgada a su pueblo le traerá gloria entre las naciones y que traer juicio le puede desacreditar.
CONCLUSIÓN
Un pasaje como el de Joel 2:13-17, nos debe de llevar a hacer un «rayos X» a nuestro corazón, para evaluar cómo está nuestra fe en el Señor. El apóstol Pablo dice:
«Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?»
2 Corintios 13:5
El no creyente o no convertido, no tiene a Dios como su Dios. Podrá profesar su fe en Dios, podrá hacerse miembro de la iglesia, incluso podrá ser bautizado, pero Dios no reina en su vida. Sin embargo, el verdadero creyente escogerá a Dios como su Dios. Cree lo que la Palabra de Dios dice acerca de Dios. Cree que Dios ha venido a buscar y a salvar lo que se ha perdido. Que Dios es misericordioso y compasivo. Que Dios se duele del castigo, pero que nunca considerará inocente al impío y pecador. Para él Dios es lo más importante en su vida. Y todas las cosas giran alrededor de Dios. Procura con plena determinación vivir para Él y solo para Él. Como el salmista dice:
“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.”
Salmo 73:25-26
¿Es ese Dios compasivo y misericordioso lo más importante en tu vida?
¿Cuando estás en una situación difícil a quien escoges obedecer, a Dios o tus deseos?
¿Crees y obedeces toda la escritura o sólo la parte que te conviene?
Las respuestas a estas sencillas preguntas, nos ayudarán a evaluar si realmente estamos convertidos al Señor de corazón o no. De salir reprobado en esta prueba de fe, todavía hay esperanza. La Biblia dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, no obstante.
«Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.«
Hebreos 4:16
Por Denys Payen