Escrito por Jorge Boscan

22 de marzo de 2020

1 Pedro 5:6-7

La noticia es transmitida a nivel mundial de una enfermedad llamada Coronavirus, comenzó en la ciudad Wuhan, China y ahora se propaga por todas parte de la tierra. La enfermedad tiene sus primeras víctimas y los muertos van aumentando.

Miedo, terror y desesperación hacen que países adopten medidas urgentes de cerrar vías terrestres, aéreas y marítimas para frenar su propagación. La enfermedad no distingue clase social, raza ni religión, la Organización Mundial de la Salud ha decretado pandemia mundial la cual afectará a millones de personas.

Las enfermedades y las tribulaciones

¿Qué nos dice la palabra de Dios sobre las enfermedades, las pestes y las tribulaciones? ¿Cómo podrá la iglesia afrontar tal situación? Recordemos que la biblia nos habla en el Antiguo Testamento en el libro de Éxodo capítulos 7-11, de las diez plagas de Egipto, también encontramos en segundo libro Samuel, capitulo 24, verso 15, cuando David pidió la plaga como parte de la disciplina.

La Palabra de Dios nos habla de pestes y plagas que han azotado en varias partes del mundo y en diferentes épocas de la humanidad. Más adelante en el Nuevo Testamento hace la siguiente alusión:

Mateo 24:3 “Y estando sentado Él (Cristo) en el monte de los olivos, se le acercaron los discípulos en privado, diciendo: Dinos, ¿Cuándo sucederá esto, y cuál será la señal de tu venida y de la consumación de este siglo (fin de siglo RV60)”. Obviamente Jesús hace una profecía sobre la destrucción del templo, y sus discípulos le preguntaron cuándo sucederá esto. Pero la destrucción del templo se cumplió cuando el general Tito Flavio en el año 70 DC, marchó sobre la cuidad de Jerusalén.

Más adelante en el mismo capítulo verso siete dice:

“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares”

Mateo 24:7

Las pestes en la palabra

La Palabra de Dios nos habla de pestes y hay algunos pasajes bíblicos: Ezequiel 6:11-12, 2 Crónicas 20:9, Jeremías 14:12 y Apocalipsis 6:8. Pero lo que tenemos que aclarar es si es una señal definitiva de los últimos tiempos (fin de siglo) o siempre hemos tenido pestes en la historia de la humanidad, y qué significa lo que está aconteciendo.

Los últimos tiempos comienzan con el misterio de nuestro Señor Jesucristo cuando llega, muere, resucita y asciende al cielo y viene el Espíritu Santo (Hechos 1:8). Desde esa época de la recién inaugurada iglesia con la llegada del Espíritu Santo, ya estamos en los últimos tiempos. Quiero decir, los últimos tiempos es un período que comenzó y culminará con la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo.

La verdadera confianza

Hoy muchos “personeros cristianos” que utilizan las Escrituras para acomodar lo que está sucediendo. Ellos declaran y cancelan contra el Coronavirus y otros hacen unción en aceite porque están cubiertos con la sangre de Cristo. Pero los que confiamos en el Señor, encontramos en la Escritura la respuesta. El apóstol Pedro en su primera epístola nos exhorta a:

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo: echando toda ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.”

1 Pedro 5:6-7

En el contexto, Pedro, invita a la iglesia en tiempo de tribulación a tener la disposición y actitud de:

  • Humillación. Todos debemos ser humildes en este tiempo difícil y de aflicción (Salmo 74).
  • Estar en las manos de Dios. (Salmo 90:1-4). Dios nos protege en tiempo de adversidad.
  • El Señor nos consolará en medio de la angustia ( 2 Corintios 1:4).
  • En medio de peligro, el Señor nos cuidará (Salmo 23: 32:7; Hebreos 13:6).

Confianza en el Señor

Si confiamos en el Señor, nada nos podrá distraer ni alejar de nuestra mente la Palabra de verdad. Nuestra esperanza está en Dios desde hoy y para siempre como dice la canción. El Señor Jesús nos dice en casa mi Padre hay muchas moradas (Juan14:2), y el apóstol Pablo a los Filipenses le escribe:

Hermanos, sigan todos mi ejemplo, y fíjense en los que se comportan conforme al modelo que les hemos dado. Como les he dicho a menudo, y ahora lo repito hasta con lágrimas, muchos se comportan como enemigos de la cruz de Cristo. Su destino es la destrucción, adoran al dios de sus propios deseos y se enorgullecen de lo que es su vergüenza. Solo piensan en lo terrenal. En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder con que somete a sí mismo todas las cosas.

Filipenses 3:17-21

Por Pr. Jesús Idrogo

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