Hablar de la abundancia en tiempos complicados pareciera ser contraproducente; sin embargo el valor de la vida cristiana esta enmarcada por la bendición que Dios entrega a aquellos que le sirven fielmente en medio de cualquier condición y situación. En algún momento el pueblo de Israel estuvo en un momento crucial y complicado en medio del desierto después de haber salido de la esclavitud Egipcia; en ese contexto y en medio de la nada; Moisés habla a la congregación diciendo:
“Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado: Tomad ofrenda para Jehová; todo GENEROSO de corazón la traerá a Jehová; oro, plata bronce, azul, purpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras…”
Éxodo 35:4-6
Tal vez si leemos este pasaje sin digerir y entender un poco el contexto; nada pasaría; pero cuando comprendemos al menos que la Nación se encontraba en medio de la nada e introducidos en las profundidades del desierto, la petición toma otro tono; sabiendo incluso que el pueblo había recorrido largas distancias, y solo contaban con las cosas esenciales. En ese momento y a pesar de lo planteado, Dios exige que generosamente cada uno pueda aportar materiales y prendas para la construcción del tabernáculo de lo mejor y más preciado.
¿Qué pensamientos habrán tenido las familias después de haber escuchado tal petición? ¿Cómo reaccionaron? ¿Cómo hubiésemos actuado y reaccionado nosotros?
La ofrenda un acto de agradecimiento y voluntario
No sabemos cuántos ofrendaron ni como reaccionaron todos; pero desde la escritura podemos evidenciar que dada la magnitud de la petición y de quien la solicitaba, emergió desde corazones agradecidos la voluntad y obediencia de entregar lo que se les había pedido. La narrativa muestra que no todos fueron estimulados o más bien que no recibieron de buena manera la petición:
“Y vino todo varón A QUIEN SU CORAZON ESTIMULÓ, y todo aquel A QUIEN SU ESPÍRITU LE DIO VOLUNTAD, con ofrenda para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras”
Éxodo 35:21
Se muestra énfasis en algunas palabras que dan luces de que solo aquellos con corazones agradecidos y con espíritu voluntario lo hicieron; dejando claro que en cualquier tiempo la abundancia de los corazones se mostrará como resultado del agradecimiento y dependencia del que lo ha dado todo (Dios).
El Señor bendice las ofrendas y a su pueblo
Al final la historia señala que fue tanta la cantidad de ofrenda entregada por el pueblo, que tuvieron que detenerla. En ese punto final, contaban con materiales de sobra para la construcción del tabernáculo; aprendiendo nosotros con esto varios principios dignos de aplicar en cualquier momento o circunstancia:
- Dios pide en ofrenda lo mejor de nosotros, a pesar de las circunstancias.
- Dios observa y recibe lo que voluntariamente y con gratitud le entregamos
- Así como Dios recibe de buena manera nuestra ofrenda voluntaria y generosa; nosotros debemos apuntar a esa actitud cuando entregamos lo que él nos pide.
- La abundancia y generosidad en los creyentes emergerán en medio de las peores condiciones.
“Y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga”.
Éxodo 36:5
En este tiempo, Dios no ha dejado de alimentarnos, y nosotros no debemos dejar de apartar lo que es del Señor; lo cual sirve como testimonio y ejemplo en la actualidad, y también muestra continuidad en lo que la iglesia ha hecho a través de la historia donde:
“Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”.
1 Corintios 16:2.
Por Pr. Róbinson Moreno