Leer Hechos 1:8
Hablaba con un hermano que ahora reside fuera del país, y después de una larga conversación, concluimos que en el pasado, mirábamos con regocijo y satisfacción a aquellos hermanos que desde las iglesias alzaban sus manos para ir a cumplir la labor misionera fuera de nuestras fronteras; era, sin duda alguna una acción de valor y fe de parte de quienes lo hacían; pues, dejaban la bonanza y estabilidad económica que brindaba en aquel entonces nuestro país, para embarcarse en misiones que les colocarían en países con alta persecución cristiana y con mucha falencias económicas y sociales. En nuestro propio entorno, mirar a los hermanos norteamericanos dejar su país natal para adentrarse en la selva venezolana, bajo difíciles condiciones, les colocaba en una posición, donde se les veía con gran admiración y valor sin igual, y aunque, merecían tal valor, se llegó a puntos de diferenciar y mirar de manera equivocada a los “misioneros” que arribaban al país de otras naciones y a los que también se enviaban desde Venezuela a otros lugares del mundo, como los que tenían la responsabilidad casi exclusiva de cumplir la misión. “La misión es para todo creyente”, reiteró mi amado hermano en medio de la conversación telefónica, en conexión con lo que en Mateo 28 y Hechos 1:8 se revela, ya que todos aquellos que han sido habilitados con el poder del Espíritu Santo, serán guiados, ayudados y dotados con las herramientas y medios necesarios para cumplir con la tarea encomendada.
Una misión de todo creyente. Mateo 28:18-20
- No todos entienden y siguen la misión, y aunque convergen y experimentan realidades cristianas, la misión de hacer discípulos no está dentro de los planes y proyectos principales, para muchos de los asistentes regulares de las iglesias, siendo entonces la búsqueda de Dios, su justicia y su plan, relegado y suplantado; colocando mayormente su atención en las cosas pasajeras y fuera de los parámetros divinos.
- Una misión de cada creyente, “Id y haced discípulos”, demanda que involucra a todo discípulo que ha sido regenerado y transformado, siendo una responsabilidad para cada creyente, la cual debe recibirse con todo el peso del llamado que se realiza, sin dejarla solo a los “misioneros”, que hacen vida en medio nuestro; como nuestros hermanos Stucki, que con valor y pasión han dejado sus países para cumplir con la gran comisión en medio de la etnia Panare. Esta realidad no nos exime ni deshabilita para cumplir con nuestra parte dentro de la misión de hacer discípulos, más bien, nos anima a atender al llamado de llenar la tierra con la Gloria y el conocimiento de Dios; y donde tú y yo, tenemos la tarea de hacer discípulos, con el poder del Espíritu Santo como medio y compañía principal.
- Una misión que debe ser prioritaria en la iglesia local, por lo que tenemos la responsabilidad y privilegio de representar a la Iglesia Bíblica Metropolitana, ante organismos que se encargan de motivar y servir de medios para alcanzar a las tribus que aún no cuentan con todo los recursos, como por ejemplo, la escritura completamente traducida al idioma tribal y otros recursos que ayudan al crecimiento y con el discipulado de los creyentes; hablamos de que como iglesia local, tenemos la tarea de servir como apoyo “piloto” a dos etnias, a quienes representamos, ayudamos y trabajamos bajo la coordinación de otros organismos, para la propagación y establecimiento del evangelio en medio de las etnias Panare y Yekuana. Esto es un gran privilegio, que nos permite, entre otras cosas, movilizarnos hasta los lugares donde se encuentran estos hermanos, con el aval y aprobación de misioneros y organizaciones que han trabajado por muchos años en medio de ellos; brindando un gran valor histórico y de responsabilidad a la labor.
La misión demanda sacrificio
- La misión estará fuera de rango, para aquellos que NO tengan dentro de sus prioridades tomar tiempo, dedicación y esfuerzo para cumplir con ella, más bien, estos pudieran ser de los que sobreestiman el peligro, dificultad, y los complejos contextos para evitar o bajar el ánimo de los que estén determinados y enfocados en cumplir con la misión encomendada, que al fin al cabo como ya se ha dicho, viene a ser una tarea que responsable y de manera determinada deben cumplir todos los llamados discípulos del Señor. Mientras Nehemías procuraba recuperar el ánimo del pueblo para levantar los muros, después de la destrucción de Jerusalén; desde dentro del pueblo, algunos pensaban en cobrar impuestos desmedidos y maniatar económicamente al pueblo, y desde fuera algunos otros trataban de paralizar con miedo y amenazas, el avance de la obra. Nunca debemos menospreciar los ataques que recibiremos cuando trazamos planes y tareas que sean parte de nuestra misión de hacer discípulos; teniendo bien claro que la victoria la tenemos asegurada; mientras mantengamos el nivel y enfoque dentro de la Voluntad del Señor.
- La misión tiene su recompensa, no solo en este mundo sino también en el venidero, recordando siempre las palabras y promesas que hizo Jesús a sus discípulos cuando estos hablaban de las recompensas y resultados que se vendrían por haber echado de lado algunas posesiones materiales por servir al Señor, sin olvidar lo que con entusiasmo afirmaba el Apóstol Pablo: “El trabajo en el Señor no es en vano”, y cada acción brinda un glorioso e inefable gozo, junto a la alegría de sentirnos dentro de los privilegiados; que aunque débiles y necesitados, también usa el Señor Jesús para cumplir su misión.
- La misión es demandante y gratificante, siempre es un placer ser servido y beneficiado en medio del cumplimiento de la misión, donde desde un vaso de agua fría, hasta una buena cama, servirán de medios que Dios dispondrá en su providencia para cumplir con su misión usando los vasos de honra que Él ha dispuesto en su iglesia para hacerlo. Es gratificante y maravilloso recibir el cuidado y servicio de muchos hermanos cuando se está cumpliendo la misión dada; donde los que sirven, como los que reciben el servicio, tienen un entendimiento claro del sacrificio y valor de la acción, teniendo siempre como modelo a nuestro Señor. Es un ambiente donde todos son servidores y misioneros, y donde algunos se colocan la toalla para lavar los pies y secarlos y otros reciben el servicio de parte de los que lavan y secan; pero este que lo recibe en algún momento también tendrá la oportunidad y disposición de lavar y secar los pies de forasteros y transeúntes que estén de camino para cumplir con alguna misión divina.
Misión que se cumple, preserva y propaga.
- La misión se cumple cuando los frutos evidencian avance y consolidación, El primer congreso que reunió a un grupo de hermanos Panares aquí en la zona, sirvió de ánimo y de entendimiento de la labor propia de los hermanos indígenas, a la hora de multiplicar y alcanzar con el evangelio a las demás comunidades de su propia tribu que aún no habían sido alcanzados con el evangelio, siendo clave para el fervor que hoy se puede apreciar en medio de ellos. Muchos de ellos tienen planes de llevar el mensaje a lugares muy lejos de sus propias comunidades, siendo esto un gran impulso y ejemplo para nosotros mismos. No existe en el nuevo testamento una imagen y escena más conmovedora que la del apóstol Pablo despidiéndose de los ancianos de Éfeso, allí en ese lugar se pudo apreciar la determinación de Pablo para cumplir con su misión, y a su vez el ánimo, la propagación y preservación del evangelio de manera fiel, ante los ataques y trabas que satanás y sus aliados le querían colocar a Pablo. Nada funcionó ante el avance de Pablo, como representante de la iglesia, y nada que no esté determinado por Dios para su Gloria pasará con los leales y fieles miembros de la iglesia del Señor mientras estén en el cumplimiento de la misión.
- La misión se lleva a cabo con la labor y apoyo de muchos aliados, Aunque ya se pudo observar que cada creyente, es un discípulo, y cada discípulo es un misionero llamado a predicar el evangelio; también es cierto, que no solo una persona puede ni debe cumplir de manera solitaria con el mandamiento; pues, Dios piensa en naciones, pueblos, tribus y gente que están regadas en todo el mundo. “hasta lo último de la tierra”, es un llamado a no limitar lo que Dios puede hacer, ni las dimensiones del mandamiento; sin menospreciar, ni echar de lado a ninguna persona; donde aún los indígenas, o pueblos tribales, deben ser tratados como hermanos de un mismo Señor, fruto del sacrificio de Cristo hecho en la cruz, y dignos de ser tenidos en cuenta como sacerdotes reales y pueblo santo que pertenece al Señor, quienes se unen con nosotros como un solo pueblo, a pesar de sus costumbres distintas y su forma de vivir aislada pertenecen a la realeza divina.
- La misión se propaga como símbolo del fin de los tiempos, las horas y situaciones que se viven y presentan en el mundo, nos deben colocar en celeridad a la hora de cumplir con la misión divina. Todo apunta a la cercanía de la venida del señor y por ende el fin de los tiempos; y aunque no sabemos cuándo esto vaya a suceder, si nos toca estar a disposición y prestos a tener nuestro propio campo misionero, donde los dones que Dios nos ha dado, deben estar arando tierras con corazones ávidos de la palabra de Dios. Esto es parte de lo que como discípulos debemos atender, colocando la obra y misión encomendada dentro del primer lugar en nuestra agenda. El Señor no tarda, y si lo hace es pensando en todos aquellos que aún deben venir ante su presencia reconociendo su pecado, y donde tú y yo debemos hacer la parte que en la misión nos toca.
Conclusión
No existe una labor mayor y mejor en el mundo, que servir y ser usado por el dueño del universo, por lo que más allá de las exigencias, dificultades y peligros, el Señor debe ser honrado; echando todo lo que ocasiona que nuestras mentes se llenen de ansiedad y temor, sin dejar de atesorar la verdad en cuanto al cuidado riguroso que Dios tiene de su pueblo, y donde aún la muerte servirá para Glorificar su nombre si nos encontramos en cumplimiento de sus mandamientos. Son muchos los que han muerto por seguir y testificar al Señor; así como también, muchos lo han hecho por seguir sus propias pasiones y deseos. Nos toca poder hacer resoluciones de valor que nos coloquen en una posición donde la obra del Señor no sea vista como una carga, un peso fatigoso que se realiza bajo coacción u obligación de terceros. Si la obra, y muerte expiatoria de Cristo no es de suficiente ánimo, entonces ninguna cosa podrá animarnos y entusiasmarnos para cumplir con la gran comisión.
La misión está al frente de nosotros. Ánimo que falta mucho por hacer y el trabajo en el Señor no es en vano.
Por Ps. Róbinson Moreno