Escrito por Jorge Boscan

2 de abril de 2021

Leer Mateo 28:1-10

El mundo está atravesando por muchos sufrimientos y aflicciones producto de la pandemia generada por el  COVID-19, hemos perdido amigos, familiares y hermanos muy queridos en muy corto tiempo, no podemos menospreciar el dolor que se puede sentir al perder algún familiar o persona cercana a nosotros, pero lo que sí podemos, es confiar y llorar como los que tienen una esperanza mayor, nuestra fe puesta en el Señor Jesucristo, quien sufrió y pagó todo lo que nosotros no podíamos soportar ni pagar en menos de una semana.

            A la fecha, estamos en el último día de la semana donde recordamos la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, culturalmente, todos la conocemos como la semana santa, para el pueblo cristiano es una fecha conmemorativa y recordatoria del centro mismo del evangelio.

            Cristo soportó lo que ningún otro ser humano hubiese podido soportar, la culpa y el pecado de toda la humanidad. Esto generaba en Cristo una gran carga y peso que Lucas describía de la siguiente manera:

Lleno de angustia oraba más intensamente, y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

Lucas 22:44

            Era de tal magnitud lo que Jesús sentía justo antes de ser entregado, que Lucas lo describía como una gran angustia y que su sudar era como grandes gotas de sangre. Sería muy acertado asegurar que ninguna otra persona en la historia ha sufrido más que el Señor Jesús.

Luego de este momento de intensa oración, Cristo fue entregado, torturado, negado por sus discípulos y amigos, enjuiciado, condenado a muerte por todo un pueblo y muerto en una cruz, para cualquier otro, este sería el fin, pero Cristo no quedó en la tumba, ¡resucitó al tercer día!

El sol después de la tormenta

Sin lugar a dudas, Cristo padeció enormemente, y también, sus discípulos padecieron mucho; durante la última semana de Cristo en la tierra, hubo muchos eventos desafortunados, quizás tres de los eventos que más afectaron a sus discípulos fueron la traición de Judas, haber abandonado a Jesús(y negado como lo hizo Pedro ) y el clímax fue su muerte. Estos eventos fueron devastadores para los creyentes que no habían entendido ni recordado las palabras de Jesús:

Comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del hombre padecer mucho, ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, ser muerto y resucitar después de tres días.

Marcos 8:31

Los primeros versículos del capítulo 28, según Mateo, dice:

“Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro”

Mateo 28: 1

En otros evangelios hace referencia a que llevaban “… especias aromáticas que habían preparado” Lucas 24:1, demostrando que esperaban encontrar el cuerpo de Cristo y untarle las especies como parte  de la preparación que se hacían con los cadáveres. Sin embargo, al llegar a la tumba, se dan cuenta que la piedra había sido removida por un ángel, el cual asustó a todos los presentes, tanto a unos guardias que estaban custodiando la tumba, como a las mujeres; este ángel les informa que:

«No temáis vosotras, porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos y va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis. Ya os lo he dicho.»

Mateo 28:5-7

 Debió ser una gran impresión para estas mujeres, después de varios días de agonía, al ir a ver el cuerpo de Jesús, ya resignadas, se encuentran con la gran noticia de que ¡había resucitado!. Mateo cuenta que además del temor tenían gran gozo y fueron inmediatamente a informar a los demás discípulos.

Sin duda alguna, el sol había salido para los discípulos del Señor después de una gran tormenta. El Señor siempre cumple su palabra, la resurrección ya había sido anunciada por él mismo y era una promesa que se iba a cumplir; cumplimiento que iba a traer grandes cambios para la humanidad.

La importancia de la resurrección

En palabras cortas y precisas, sin resurrección no existiera el cristianismo. La resurrección gloriosa de Cristo es parte central del cristianismo. Era tan importante que los fariseos se acordaron de la palabra de Jesús cuando dijo que resucitaría al tercer día y por esto enviaron guardias para custodiar la tumba, ellos reconocían que si esto sucedía, entonces sería un error más grande que el primero según Mateo 27:62-66. Lo cual era cierto, si se cumplía esta palabra que Jesús mismo había dicho, entonces no habría ninguna duda de su poder y autoridad.

En el libro de los Hechos, observamos que la resurrección de Cristo era parte medular del mensaje que los apóstoles predicaban. Hechos: 2:32-33; 3:15;4:10; 17:1-3.

Pablo dice:

Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.

1 de Corintios 15:12-14

La resurrección de Cristo no es poca cosa, es muestra del poder de Dios que lo levantó de entre los muertos (efesios 1:19), nos da esperanza de resucitar juntamente con él (Efesios 2:6) y es el sello de su victoria ante la muerte y el mundo (Juan 16:33; Apocalipsis 1:18).

Una esperanza y gran gozo

La resurrección de Cristo nos debe llenar de esperanza y gran gozo. En el versículo 8 del capítulo 28, Marcos menciona que las mujeres tenían un gran temor, pero también gran gozo, por la noticia de la resurrección de Cristo. La resurrección fue un gran ejemplo de poder y autoridad de Cristo y nos debe llenar de confianza de que todo lo que él ha dicho se cumplirá.

El Señor les prometió a los discípulos que iban a entristecerse y sufrir, pero que esa tristeza se convertiría en gozo:

De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. Juan 16:20

Podemos estar confiados que el Señor nos acompaña en cualquier circunstancia y que en medio del dolor Él nos consuela y alienta a seguir adelante, con una mente renovada, podemos entender que lo pasajero y terrenal no se compara con la gloria venidera, la invitación siempre es  a mirar las cosas de arriba.

Si habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.  Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.  Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

Colosenses 3:1-3

Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.

Romanos 8:18

Conclusión:

Queridos hermanos, hoy celebramos la resurrección de nuestro Señor Jesús. Alabamos a Dios por tan increíble muestra de poder y aun sin merecerlo, morir y resucitar mostrándonos también su amor y misericordia hacia nosotros, perdonando nuestros pecados y dándonos un lugar al lado suyo, otorgándonos la posibilidad de resucitar juntamente con Él. Si esto no nos llena de gozo y alegría, nada más lo hará.


Por Jesús Rivera

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