Escrito por Jorge Boscan

23 de julio de 2021

Joel 2:18-27

Preámbulo

Mucho hemos aprendido hasta ahora de la profecía dada al pueblo de Judá por boca de Joel. En el texto revisado anteriormente (Joel 2:12-17) vimos al profeta hacer un urgente y elocuente llamado al pueblo para que se arrepintieran y buscaran al Señor de todo corazón, buscando la forma de que se alejaran de su evidente condición de pecado. La profecía da un giro en la porción de hoy (Joel 2:18-27), en la cual se muestra al Señor amoroso intercediendo,  perdonando y restaurando lo que le pertenece; resaltando desde el inicio del texto, su poder soberano para hacer lo necesario por recuperar y restaurar lo que le pertenece.

Introducción

En una de las visitas que hicimos hace algunos años a la etnia Panare (E´ñepa), ubicada en los límites del Estado Bolívar con el Estado Amazonas, me llamó la atención, la cantidad de humo proveniente de las montañas, esto provocado por los indígenas con el fin de podar la tierra antes de iniciar con su siembra anual. La visita fué en Mayo, tiempo en que cada indígena poseedor de algún  “conuco” o terreno de siembra, procede a realizar la misma tarea de “quemar” su pedazo de tierra (cada miembro de la etnia cuenta con un conuco, por lo que son muchos los que inician la misma actividad), en las laderas de las grandes montañas que abundan en esta área, y que son consumidas literalmente por el fuego. Al llegar en la noche, muy poco pudimos observar de lo que en realidad pasaba; al despertar y llegar a uno de estos “quemados” terrenos, observamos la devastación y destrucción ocasionada por el fuego. En otra ocasión fuimos en plena época de recolección de cosecha, y fue impresionante ver el mismo lugar que el fuego había acabado, ahora cubierto de frutas, y cosechas que habían emergido de las propias cenizas. Esta porción del libro de Joel, muestra la intervención restauradora del Señor, con su pueblo y con su tierra, después de la narración y predicción de la devastación y crisis ocasionada por la langosta, las alarmas encendidas por la inminente llegada de una nueva crisis.

El Señor grande y poderoso, lleno de misericordia, siempre se mostrará amoroso y con fines restauradores con su pueblo, de quien exigirá obediencia y testimonio, como parte de su marca, fidelidad y santidad.

  1. La restauración se origina en el corazón de Dios. (Dios) (V 18-20)
  1. La restauración se origina desde el amor y perdón de Dios. V-18
  2. La restauración del Señor reverdece lo que ha sido marchitado por causa de la desobediencia humana. V-19
  3. La restauración del señor aleja y repele situaciones de temor.V-20
  1. La restauración brindará cambios a los lugares ocupados por el pueblo de Dios (Tierra) (V-21-24)
  1. La quemada y hollada tierra se transforma en una reverdecida y fructífera tierra.V-21
  2. Todos los elementos naturales se moverán con propósito de Glorificar a Dios en medio de la restauración de su gente.V-22
  3. La alegría será inevitable en aquellos que evidencian la restauración completa del Señor.V-23 y 24.
  1. La restauración será un elemento de cambio del Señor en beneficio de su pueblo (Pueblo) V-25-27
  1. No existe tiempo perdido cuando Dios restaura, sino beneficio y cambio para su pueblo. (restitución) V-25
  2. Habrá satisfacción, alabanza y alegría por parte del pueblo que valora y engrandece las maravillas de Dios. No habrá vergüenza. (Sin vergüenza) V-26
  3. En medio de la restauración se conocerá a Dios de manera correcta, sin reproches ni cuentas por pagar. (Dios verdadero) V-27

Conclusión

La segunda visita realizada a los hermanos Panares (E´ñapas) en medio de la recolección de sus frutos, me permitió comer algunos de los más jugosos y provechosos frutos que en algún momento he comido; tal vez si desconocemos la forma y de donde se obtienen, no habría ningún tipo de relación con la larga espera y el posterior agradecimiento al ver un fruto después de tanto tiempo y de tan difícil proceso; pues, de alguna manera la tierra brinda a través del resurgir de las cenizas, un fruto provechoso y vitamínico, que revela a fin de cuentas, el favor de un Dios que brinda por medio de la provisión provecho para todos, pero en especial a un pueblo que agradece, alaba y bendice a quien le alimenta, sostiene, restaura y beneficia de manera increíble y maravillosa, siendo la profecía de Joel una muestra de la obra restauradora de Cristo en la cruz, quien muy a pesar de nuestra condición separada y pecadora, murió en rescate (restauración) por un pueblo que él mismo vendría a congregar, cumpliendo su deseo y voluntad de principio a fin, en aquellos que se alegraran en servirle y testificarle, como un buen pueblo celoso de las buenas obras que él mismo creó para el tránsito de los suyos. Sigamos valorando la obra de Cristo, quien nos ha apartado para glorificarle y testificarle en cada área y en cada día.


Por Pr. Róbinson Moreno

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