Escrito por Jorge Boscan

7 de agosto de 2021

Leer Joel 2:28-32.

“Cuando Dios creó a los seres humanos no creó simplemente estatuas inertes, como un artista que solo hace que arcilla o la piedra cambia de forma. Cuando Dios terminó de formar la figura hecha del polvo de la tierra, se inclinó para soplar en su nariz para que el ser humano fuera un ruah viviente (Génesis 2:7; 1 Corintios 15:45). Dios respiró su propia vida hacia dentro del ser humano. Este es uno de los grandes misterios, la vida misma.”

En el capítulo dos del libro de Joel se anuncia el día terrible del SEÑOR, suenan las trompetas en señal de alarma para todos los habitantes de Judá, porque un gran ejército invasor destruirá a todo lo que se pone en su camino (Joel 2:1-11). Joel al ver tal calamidad exhorta al pueblo al arrepentimiento nacional (Joel 2:12-18), para que  Dios tenga  misericordia de su pueblo, prometiendo restauración (Joel 2:18-27).

Ahora, al final del capítulo 2, el profeta  anuncia un cambio de tiempo y eventos trascendentales para toda la historia de la iglesia del Señor: (1) la venida del Espíritu Santo en el derramamiento sobre toda carne,  (2) señales en el cielo y tierra, (3) liberación y restauración invocando el Nombre del SEÑOR y  la salvación a un remanente de creyentes.

La Venida del Espíritu Santo (vv 28-29)

“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne…”

En medio de la  destrucción y la calamidad al pueblo de Israel, Dios promete restauración y renovación espiritual. El apóstol Pablo dijo que en Dios vivimos, nos movemos y somos (Hch 17:28).  Un acontecimiento extraordinario en el futuro  sucedería  para toda la humanidad. El cielo y la tierra se estremecerán, pues, el  derramamiento del Espíritu Santo vendría a hombres y mujeres  como lo profetizó Joel. El Señor Jesús habló sobre esta promesa del derramamiento del Espíritu Santo a sus discípulos (Hch 1:8; Juan 14: 15-17; 16:6-7). La venida del Espíritu Santo no estaría condicionada a un grupo de personas o  una elite religiosa.

“…y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, ancianos soñaran sueños, y vuestros jóvenes verán visiones, y también  sobre siervos y sobre todas las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días”  No hay diferencia de edad, no hay diferencia de sexo y no hay de estatus social (Ro 3:22; 1 Co 13:13; Ga 3:28; Col 3:11) ¿Cómo sucedería esto? 

Señales en el cielo y la tierra (vv 30-31)

Por el testimonio de la Biblia sabemos que la fuente de toda vida es el Espíritu Santo. La salvación espiritual de Israel vendría acompañada de signos extraordinarios:  

“Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre…”

Un evento apocalíptico  es mencionado en señal de la venida del Espíritu Santo.  En El libro de los Hechos de los apóstoles capítulo 2, describe tal venida. En el día de Pentecostés  los discípulos experimentarían:

“y de repente vino del cielo un estruendo como un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados: y se les aparecieron lenguas repartidas, como fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas según el Espíritu les daba que hablasen…” (Hch 2:1-4, 12). Es así, cuando Pedro interpretó el significado de lo sucedido en ese día, señaló la profecía de Joel en el Antiguo Testamento sobre la venida futura del reino de Dios en un tiempo cuando Dios derramará su Espíritu Santo.

Ahora, pensar que dicho evento ocurrió solamente en ese lugar nos  estaríamos   equivocarnos.  Si bien es cierto que las personas reunidas en Pentecostés eran creyentes judíos de muchas provincias.  Cada uno de esos creyentes judíos recibió el derramamiento del Espíritu Santo. Pentecostés marcó una nueva época en el plan de redención de Dios. 

Entonces encontramos que el derramamiento del Espíritu Santo sucede en varios lugares. En Hechos 8:14-17, los Samaritanos, en Hechos 10:44-46, un hombre gentil temeroso de Dios y en Hechos 19, en los cristianos efesios. Hay cuatro grupos distintos de personas: los judíos, los samaritanos, los temeros de Dios y los gentiles.

Liberación y restauración todos los que invoquen al SEÑOR (vv 32)

En medio de la desesperación, el profeta anuncia una esperanza segura para todos aquellos que se arrepienten e invoque el SEÑOR:

“Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado” 

La liberación y restauración  no depende de un acto humano, porque dice la Palabras por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gracia de Dios (Ro 3:23). La salvación es únicamente de Dios. Es reconocer que Dios y no hay nada como Él. En medio de la desesperación, la gracia de Dios estará en  su iglesia. Y,  a través de su Hijo tendremos la redención de nuestras almas. Pablo le dice a los romanos que en Él (Jesucristo) creyere, no será avergonzado…porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo (Ro 10:11,13). 

Nuestro Señor hablo de libertad cuando dice, “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libre” (Juan 8:36). Mucho tiempo atrás el salmista elevó una oración al cielo pidiendo salvación, “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.” Salmo 121:1-2

Conclusión.

Podemos pasar por duras pruebas en esta vida, vamos a sufrir desastres, calamidades, frustraciones y habrá situaciones que mengüen nuestra  fe y confianza. Pero estamos seguros que tenemos una promesa que Dios nos ha dado Su Santo Espíritu que mora en cada creyente, y poder soportar las embestidas del mundo. Y sobre todas estas cosas tenemos a nuestro Salvador y el amor de Dios.

“Porque estoy seguro de que ni la muerte, en la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Ro 8:38-39)


Por Pr. Jesús Idrogo

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