Escrito por Jorge Boscan

18 de julio de 2020

Leer Mateo 19:13-15

En nuestra amada iglesia tenemos por costumbre orar por las familias que tienen bebes recién nacidos, básicamente para ponerlos en manos del Señor y rogar por el buen desenvolvimiento de esta familia. Este año tuve el privilegio de tener esta experiencia, y aún recuerdo las palabras que suelen decirse en estos actos: “oramos para que Dios les de la sabiduría necesaria para instruir a su hijo y criarlo en el temor de Dios y a nosotros como iglesia para acompañarlos”. Es responsabilidad principalmente de los padres enseñar y guiar al niño en el camino del Señor y la iglesia ayuda a la familia en este proceso como un apoyo.

Los niños en presencia del Señor

La manera en que un niño pueda estar en presencia del Señor, es que sea guiado hacia Él, en proverbio 22:6 dice:

Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”

Proverbio 22:6 RV60

Como ya he mencionado, esta responsabilidad de instruir es principalmente de los padres, sin embargo llegará el momento en que el niño crezca y escoja el camino por el cual continuará, pero el pasaje de Proverbios nos enseña que si el niño es instruido en su camino desde pequeño, no se apartará de ese camino; ahora, la pregunta es, ¿por cuál camino los estamos conduciendo?

En el verso 13 del capítulo 19 de Mateo, observamos que los niños fueron “presentados” ante el Señor Jesús, con la intención de que Jesús orara por ellos, de alguna manera, es un ejemplo digno de imitar, no solo para que el Señor haga, sino para que nosotros también seamos ejemplos de cómo conducirnos en ese camino que ellos deben seguir. Al final, deberán ver a Jesús como “el camino, la verdad y la vida”, pero mientras tanto, nos toca modelar a Jesús ante ellos; instruirlos implica enseñarles verbalmente, ser buenos ejemplos y demostrar el amor de Dios a través de nosotros cuidándolos y protegiéndolos.

No les impidas ir al Señor

En este punto debemos ser bien cuidadosos, debemos velar porque nuestros niños reciban la educación cristiana principalmente en nuestros hogares y también aprovechar todos los espacios que tengamos a disposición; es común preocuparnos por sus estudios, por lo que comen, lo que visten y su salud física.

Por el contrario, ¿nos preocupamos de la misma manera por su relación con Dios? en estos tiempos de pandemia ¿qué podemos hacer para que tengan comunión con Dios y con otros hermanos de la comunidad cristiana? Es responsabilidad de todos como iglesia contribuir a su sano desenvolvimiento como personas que tienen la necesidad de ser guiados al Señor, no seamos de tropiezo para ellos; los padres en primer lugar deben criar a sus hijos en la “disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4), y la iglesia debe apoyar en esta incansable labor de la crianza.

Aceptar el reino de Dios como niños.

He aquí el punto más relevante del pasaje, en donde algunos se confunden, afirmando que Jesús está diciendo que el reino de Dios es de los niños, dando por hecho, de manera literal que el reino de Dios es de los niños… nada más lejos de la realidad, la verdad es que ellos son tan necesitados de arrepentimiento y perdón como un adulto, incluso podemos ver ciertos vestigios de crueldad en ellos desde muy pequeños, pueden mentir en cualquier momento para salir de un problema, tomar algo que no es suyo bien por desconocimiento de la ley o porque lo deseen, pero sigue siendo pecado. Podríamos describir muchas cosas que hacen a los niños tan pecadores e incapacitados para estar ante el Señor como cualquier adulto. Pero lo importante es entender que necesitan creer en el evangelio de la misma manera que los adultos.

Sin embargo, el énfasis del pasaje es ver la actitud de los niños ante el Señor. De manera natural los niños son crédulos, ellos podrían aceptar como verdad casi cualquier cosa que se les diga, he allí que crean en San Nicolás, el coco, el ratón Pérez o cualquier otra enseñanza. Y por esta misma condición es que el Señor menciona la necesidad de que seamos como niños, esto significa confiar en Él absolutamente y sin dudar.

Basándonos en el concepto bíblico de fe, Hebreos 11:1 dice:

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”

Hebreos 11:1 RV60

Si se les enseña de la manera correcta, esa enseñanza será su estandarte para toda la vida. Debemos enseñarles sobre la fe en el Señor y ellos aceptarán esto como un hecho real, no como nosotros que solemos dudar muy fácilmente.

Nos preguntamos ¿estamos aceptando las verdades bíblicas con total certidumbre, esperando y convencidos de lo que creemos aunque no lo veamos? ¿Estamos cimentados en la Palabra de Dios?

Debemos pues aceptar al Señor con la misma actitud que los niños tienen al aceptar lo que se les enseña desde muy pequeños.

Palabras finales

Amados hermanos, seamos fieles al Señor instruyendo a nuestros niños, asimismo siendo instruidos por Dios a través de Su Palabra y el consejo de hermanos fieles que nos enseñan a perseverar hasta el final en el conocimiento de Dios.


Por Jesús Rivera

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