Escrito por Jorge Boscan

9 de julio de 2020

Leer Efesios 3:14-21

La familia es el mejor vínculo donde podemos reflejar lo que Dios ha hecho en nuestras vidas. Si me dieran la oportunidad de poder cambiar mi familia, !La rechazaría de manera rotunda! Madre, padre, hermanos, y demás familiares; han servido para admirar la soberanía y amor de Dios en el mundo; familia donde a pesar de no haber elegido nacer; vemos cumplida la bendición, providencia, y pacto de Dios. Sabemos que muchos no piensan de la misma forma, debido a la cantidad de debilidades, errores y problemas que se presentan en el seno de la familia en el transcurrir de los años, tendiendo algunos a menospreciar o rechazar la familia donde Dios los ha colocado.

La pandemia actual, es un medidor que indica cuánta necesidad del Señor tenemos en nuestros hogares, por lo que necesitamos revisar algunos principios bíblicos establecidos, que nos permitan regresar y retomar áreas que nos acerquen al Señor como roca y fundamento para nuestro hogar.

Una familia distinguida

Pablo destaca en el texto de Efesios, que existe una mejor y más distinguida familia, la cual está amparada en la mano poderosa de Dios:

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra”.

Efesios 3:14-15

El Apóstol realiza esta afirmación, después de mencionar en versos anteriores, la seguridad y confianza que debe tener todo participante de tan distinguida familia, los cuales tienen acceso seguro e ilimitado a Dios, muy a pesar de todas las situaciones que puedan presentarse en el peregrinar, de la cual no escapa la actual pandemia.

Apuntaremos a continuación, tres cosas que son importantes a la hora de medir el reflejo de nuestra casa dentro de la familia espiritual:

1.- La familia de Dios está fundamentada en la obra redentora de Cristo (Efesios 3:15)

Toda familia de Dios es conocida en los cielos, al ser ganada por la obra costosa a precio de sangre; hasta la muerte y resurrección del Señor Jesucristo; quien brinda seguridad y cuidado a los suyos, otorgándoles una ciudadanía redimida que es: prestigiosa, celestial, incontaminada y eterna. Este estatus no ha sido ganado por ningún esfuerzo humano, sino que Dios por su propia determinación e intención, estableció tal familia, dándoles una bendición especial. Esta promesa viene desde mucho antes de que Pablo tuviera la intención de escribir a la iglesia de Éfeso; sin embargo, en ésta corrobora con lo que dice en la porción leída, la profundidad y privilegio de formar parte de la gran familia de Dios.

La familia de Dios resiste cualquier eventualidad con Cristo como Roca firme (Mateo 7:24-25)

Familias temerosas de Dios serán lo suficientemente prudentes como para edificar su casa sobre la roca, quien con infinitas y abundantes riquezas de Su gloria, fortaleza en Su Espíritu, arraigo y cimiento en Su poder, guardará a las familias de las diferentes complejidades que se presentan. Para comprender aún mejor, notamos que el texto de Efesios hace énfasis en algunas expresiones con el fin de apuntar a la incomprensión humana en cuanto a la medida del amor de Dios: anchura, longitud, profundidad y altura, deben estar en la mente del hombre para de esta forma entender la clase de amor que refleja la maravillosa obra de Cristo; amor que está por encima de cualquier conocimiento humano y que brinda fortaleza en medio de cualquier angustia.

La familia de Dios tiene su epicentro en el hogar (Josué 24:15)

La resolución que realizó Josué debe ser modelo para las familias cristianas en cualquier momento y particularmente en el que vivimos, donde no debe ser gravoso reunir al grupo familiar para orar, leer, cantar y exaltar los atributos del Señor en tan difíciles circunstancias. La determinación de Josué en servir al Señor junto a su casa, fue en mayor o menor grado la misma de los grandes siervos de Dios en toda la historia bíblica, quienes mostraron a diario, el amor de Dios derramado en sus corazones, llegando a confiar en el actuar de ese gran Dios que también respondía y sigue respondiendo en su voluntad las peticiones a sus hijos, las cuales están más allá de lo que se ha pedido o entendido, contando para ello con la ayuda, guía y consuelo del Espíritu Santo, como la persona principal que actúa y mora en el creyente para transformar y dirigir las oraciones a Dios con gemidos indecibles, llegando a recibir la instrucción necesaria para dar pasos seguros en un abrumado mundo.

Conclusión

Confiemos hoy más que nunca en nuestro poderoso Señor, buscando la forma de mantener a nuestras familias en contacto y cercanía con Él, aprovechando el tiempo a pesar de los difíciles días; sin desmayar o estar ociosos; sabiendo que si nos alejamos o enfriamos estaríamos cediendo terreno que pueden ser aprovechados por el enemigo de la iglesia y del Señor; por lo que no nos cansemos y sigamos corriendo la carrera que tenemos por delante; apartando y dedicando tiempo de calidad al Señor en conjunto con nuestros seres queridos, procurando que aquellos que no le conocen, en este tiempo puedan escuchar de nuestros labios la bendita palabra de Dios, testificada y predicada.

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a Él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.”

Efesios 3:20-21

Ps. Robinson Moreno

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