Escrito por Jorge Boscan

20 de junio de 2020

Ser padre definitivamente es una gran responsabilidad que muchos cumplen y otros no, pero esta responsabilidad va precedida por una gran bendición que Dios da; por lo tanto, definitivamente ser padre es un gran privilegio donde los hijos ocupan un lugar especial en nuestro corazón.

Creemos y entendemos por medio del libro de Génesis que Dios creó los cielos y la tierra por Su Palabra, y ese mismo Dios estableció la familia; después de crear a Adán y a Eva de una manera especial, “Dios los bendijo”, y no lo hizo con cuentas bancarias, ni con oro, ni bienes materiales, sino les dijo que se multiplicaran y fructificaran; usando la procreación de hijos como parte fundamental para el establecimiento y multiplicación de la familia. Es importante saber y entender que Dios nos ha bendecido en gran manera por medio de nuestros hijos, y como creyentes podemos criarlos con su ayuda y de acuerdo a su Palabra. La bendición del Señor incluye la responsabilidad de guiarlos y disciplinarlos.

Nuestra primera responsabilidad 

Ser ejemplo y modelo a seguir, de acuerdo al diseño de Dios, en una sociedad donde la televisión, las celebridades y ahora las redes sociales marcan las pautas a seguir, como parte de la serie de anti valores que el mundo enseña, es un gran desafío. El hombre de Dios tiene el reto y el deber con sus hijos de levantarlos bajo la dirección de normas y principios bíblicos que han sido establecidos desde la creación. La clave está en que nuestros hijos puedan ver la enseñanza que se les está impartiendo, como modelo en nuestras vidas, donde el carácter y conducta son medulares a la hora de afirmar nuestra moral: (ejemplo: no les podemos pedir “no digas malas palabras” y nosotros las decimos, “no grites “y gritamos, etc).

Y enseñadlas a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.


Deuteronomio 11:19

Este pasaje nos enseña de manera muy sencilla el proceso de crianza:

  • Enseñando”, esto implica tener conocimiento claro de la Palabra de Dios, “no podemos enseñar lo que no sabemos”, pero más difícil es enseñar lo que no practicamos por más conocimiento que tengamos de la biblia.
  • Hablando”, interesante el término que Dios utiliza, se encuentra en presente continuo, esto quiere decir que debe ser un asunto constante, por lo que cabría la pregunta: ¿Cuánto tiempo usted dedica para hablar con sus hijos?. Se debe enseñar, pero también conversar, explicar y guiar; de tal manera que pueda ser una charla espontánea y agradable.
  • Testificando en nuestro andar”, lo que enseño y hablo en la casa se debe reflejar en mi conducta y carácter fuera de la casa “en el camino”.
  • Todo el tiempo”, “Cuando te acuestes y cuando te levantes”, es un diario vivir.

La responsabilidad de criar nuestros hijos es una bendición, tiene momentos difíciles donde algunos asuntos no son fáciles de manejar, situaciones complicadas en donde no sabemos qué hacer, y es aquí donde nuestra guía y descanso está en Dios, siempre y cuando sigamos sus instrucciones.

La disciplina

Muchos padres dicen que es difícil disciplinar, y ciertamente muchas veces es una tarea retadora; sin embargo, se hace mucho más difícil y cuesta arriba cuando no cumplimos primero como padres en instruir y guiar a nuestros hijos en el Señor.

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

Efesios 6:4

Muchas veces queremos castigar a nuestros hijos sin antes enseñar, hablar y dedicarles tiempo. Antes de disciplinar pregúntese ¿si usted instruyó a su hijo?, siendo otro aspecto importante el colocarnos en el lugar de ellos, donde su edad y medio ambiente deben tomarse en cuenta, no queriendo decir con esto, que vamos a tener hijos consentidos y malcriados. Lo importante será, que ellos puedan percibir que están siendo considerados, haciéndoles entender que hay normas y principios que cumplir, lo cual generará consecuencias graves en el caso de no cumplirlas, por lo que debe haber disciplina en enseñarlos y hacer seguimiento a su cumplimiento.

Hemos dicho anteriormente que la responsabilidad es una bendición y también lo es la disciplina. Usted se preguntará ¿por qué?

El que escatima la vara odia a su hijo, más el que lo ama lo disciplina con diligencia.


Proverbios 13:24

La respuesta es muy sencilla, porque estará manifestando su amor hacia su hijo y amar es una bendición. Nuevamente insisto, la disciplina debe ir previamente acompañada de la instrucción, y en el pasaje citado arriba se enseña que debemos ser diligentes, supervisando y corrigiendo a tiempo.

Conclusión

Dios manifiesta su amor perfecto hacia nosotros sus hijos; como un Padre, nos guía, enseña y cuida, y de igual manera en amor nos disciplina, siendo nuestro máximo y mejor ejemplo. Cuando observo como Dios me ha bendecido, sencillamente volteo a ver a mi familia, donde he comprobado cada día que el mejor regalo que le puedo dar a mis hijos es el amar a su madre.

Por Moisés Uzcátegui

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