Escrito por Jorge Boscan

5 de marzo de 2022

Leer hechos 20:24

Sin duda estás últimas semanas han estado convulsionadas por las alarmas de la guerra que están sonando en el mundo. Esto coloca a los creyentes en un estado de alerta y diligencia en cuanto al llamado ministerial que han recibido como pueblo de Dios. Pareciera que algunos «cristianos» simplemente ostentan un título sin ejercerlo, reflejan un llamado sin respuesta, y una profesión sin práctica.

Estás últimas semanas, pensando en la labor misionera entre las etnias y en medio de nuestros hogares, es conveniente evaluar nuestro llamado y la manera en que estamos respondiendo al mismo.


En el año 2019, en plena pandemia, escuchamos angustiados la noticia de la desaparición de una avioneta que traía desde el campo misionero a la familia Alamo (Pareja y dos hijos), quienes junto al piloto se precipitaron a tierra. Se esperaba lo peor, y las labores de rescate eran casi nulas, por la dificultad y espesor de la vegetación dónde se suponía que había caído la avioneta. Algunas personas de la etnia Shiriana, escucharon el sonido de una avioneta muy cerca del lugar donde se encontraban, según ellos mismos describían, parecía que se precipitaba a tierra. Esto llevó a los rescatistas a ubicarse en el lugar donde por última vez los indígenas escucharon el sonido de la aeronave. Días después del accidente, con poquísimas provisiones y con todo tipo de animales rondandoles; encontraron milagrosamente con vida a la familia Alamo y al piloto de la aeronave, mostraban algunas heridas emocionales y físicas, pero fueron rescatados y atendidos de manera eficiente.
Al escuchar la historia de esta familia y de muchas otras que en la escritura y en nuestros días arriesgan sus vidas por llevar el evangelio a lugares desconocidos, me preguntaba, de qué manera realmente estamos comprendiendo y evidenciando el llamado de Dios en nuestras vidas?
Tenemos algunos elementos que nos ayudan a ver y comprender mejor, la forma en que estamos llamados a responder de manera correcta a la misión encomendada, en primer lugar:

I. Evidenció el llamado de Dios cuando formo parte y representó a la iglesia de Dios. (Hechos 1:8)


a. El Apóstol Pablo menciona que desde Jerusalen hasta Ilirico inundó con el evangelio llenando y alumbrando todo a su paso. (Romanos 15:19)
b. Pablo uso la «locura de la predicación» cómo instrumento y herramienta que Dios en su soberanía dejó a la iglesia para llevar a cabo su plan. (1 Corintios 1:21)
c. La iglesia unida, con el poder y la capacidad del Espíritu Santo, y con las credenciales necesarias de orden y sujeción al Señor, avanzará teniendo Dios a un ejército de hombres y mujeres para cumplir su misión. (Lucas 24:49, Hechos 2:1-2)

II. También evidenció el llamado de Dios, cuando lo entiendo y atiendo de manera personal. (Hechos 20:27)


a. El llamado que Jesús hace a sus discípulos para el cumplimiento de su misión es personal. (La iglesia está compuesta por personas redimidas) Mateo 28:18-20
b. El Apóstol Pablo después de recibida la revelación de Dios, estaba convencido y entendido de lo que debía hacer, así como también los Alamo lo han hecho. (Después del accidente, confrontaron muchos problemas emocionales, de ansiedad y temor, secuelas propias de un accidente de ese tipo, sin embargo, ellos nunca han menguado en su pasión por alcanzar a la tribu Shiriana).
c. Mientras existan guerras, pandemias y calamidades de todos tipos y colores como consecuencia del pecado y oscuridad del mundo, la iglesia y los creyentes son y serán medios de esperanza en el lugar donde se encuentren; rayos de luz, paz y reconciliación.

III. En último lugar, evidenció y comprendo mi llamado, teniendo planes acordes a nuestro posición y misión global de Dios. (Hechos 1:8)


a. Grandes emprendimientos para Dios, traerán grandes respuesta de Dios, (Guillermo Carey) que nos colocarán en puestos privilegiados en la obra de Dios.
b. Estos planes deben estar dentro del gran plan divino, y ajustados a los deseos de Dios. (Hechos 27:24-25.)
c. Evidenciaremos en nuestras vidas el llamado de Dios, cuando los deseos de buscarle Sena primordiales, elementales, urgentes, insustituibles, sin fatiga que le mengue, genere quejas o gravedad pesada, sino más bien que lleguemos a actuar y decir, como una canción de hace muchos años que hablaba acerca de que todo lo que hacemos debe hacerse con la motivación y razón única de ser para el Señor, «solo por tí» Señor, no por nada ni nadie más.

Conclusión:

El tiempo y los cambios a nivel mundial, deben hacernos mejores creyentes, por lo que necesariamente debemos estar actuando acordes al llamado que hemos recibido, no podemos estar sin fruto y paralizados, porque en una batalla o misión, todos tienen tareas que cumplir, muchos más cuando sabemos que la victoria está asegurada y guardada en el Señor para aquellos fieles que confían y responden cabalmente al llamado.


Por Pr. Róbinson Moreno

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