Escrito por Jorge Boscan

12 de septiembre de 2020

Leer Jonás 3:6-10

Lo estudiado hasta ahora, nos enseña lo rebeldes que podemos llegar a ser ante los mandatos del Señor, prefiriendo colocar nuestros deseos o pensamientos antes que la obediencia a Dios, sin embargo, la voluntad del Señor se cumplirá a pesar de nosotros y usara los medios que le plazca para hacerlo.

Tratando con la terquedad de Jonás, Dios no escatimó usar un gran pez para que su propósito se cumpliera. Continuamos con el capítulo 3, versos 6 al 10 del libro de Jonás, donde veremos cuál debe ser la respuesta correcta al escuchar el mensaje del Señor.

La respuesta al mensaje (v 6-8)

Todo el pueblo había escuchado el mensaje que estaba proclamando el profeta Jonás, el mensaje consistía en que el pueblo de Nínive iba a ser destruido en un lapso de 40 días. Al escuchar esta tremenda y aterradora noticia, todo el pueblo respondió de una manera increíble. Por mandato del rey, se cubrieron de cilicio, hicieron ayuno, clamaron a Dios por su misericordia y se arrepintieron.

El vestirse de cilicio consistía en colocarse ropas hechas de pelos de cabra, era un acto de duelo por una angustia o tragedia muy grande; el ayuno se realizaba en situaciones tan apremiantes, que era necesario dejar de comer para dedicarse a la oración y contemplación a Dios. Estos actos reflejaban dolor y temor, ante el contundente mensaje de que iban a ser destruidos, trayendo como consecuencia arrepentimiento, según lo demandado por el rey en el verso 8. Esta es la respuesta correcta ante la predicación del evangelio; el Señor busca corazones arrepentidos que se vuelvan de su mal camino. El conocimiento y la certeza de que el mensaje escuchado(proclamado por Jonás) es verdadero, a pesar de que aún no haya sucedido, a esto le llamamos fe (Hebreos 11:1). Ahora ¿cómo sabemos que el arrepentimiento fue verdadero y no mero remordimiento o emoción?, lo veremos en los siguientes versos.

Una interrogante esperanzadora(v 9)

En el verso 9 del capítulo 3, hay una interesante pregunta que ejemplifica lo que es la fe. Pues el rey pregunta:

¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?

Jonás 3:9

Ellos creyeron en esa posibilidad. Y esta es la definición de la Fe que conocemos de hebreos 11:1, este pueblo, aunque aún no habían visto la destrucción que les venía, ni el posible perdón de su maldad, creyeron que esto iba a ser así. En otras palabras, creyeron al mensaje enviado por Dios a través del profeta Jonás y actuaron en consecuencia.

La misericordia de Dios (v 10)

Y como último punto, el Señor definitivamente respondió a este clamor, vio y aceptó el arrepentimiento de este pueblo que había sido pecador ante Él. Definitivamente la misericordia de Dios no tiene límites y desde el antiguo testamento estaba abierta a todos por igual. No nos corresponde a nosotros decidir quién puede o no creer en el evangelio, lo cierto es que el Señor tiene misericordia de quien quiere y debemos gozarnos en ello, porque si fuera por nosotros, estuviéramos condenados eternamente.

¡Alabemos a Dios por su misericordia!

Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Salmos 51:17

Conclusión:

Quiero animarte a evaluar tu condición espiritual ante el Señor, si alguien nos confronta por nuestro pecado, ¿qué respuesta estamos dando ante la exhortación, nos arrepentimos o seguimos en nuestro mal camino?, si somos creyentes, ya hemos sido perdonados, pero seguimos teniendo actitudes y vestigios del viejo hombre que nos puede llevar a pecar. Roguemos a Dios por su misericordia, que se renovaran cada día.

A manera de reflexión dejo estas preguntas:

¿Cuál es la respuesta que estamos dando ante el pecado?

¿Cuál es la respuesta correcta que deberíamos dar cuando se nos confronta el pecado?


Por Jesús Rivera

Otros artículos de interés…

Devocional: «El Mesías prometido»

Dios prometió vida y salvación a través de Jesucristo a un pueblo que vivía en medio del engaño y la falsedad, que vivía en oscuridad y muerte espiritual.