El tema de la homosexualidad ha sido controversial en la iglesia; ha causado rechazo y fobia a las personas que son señaladas, incluyendo tanto a los que están dentro como fuera de la comunidad cristiana.
En virtud de la conmoción que por su naturaleza provoca el asunto, permítame, formular la siguiente pregunta: —¿Qué enseña la Biblia realmente acerca de la homosexualidad?
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Énfasis de quien escribe el artículo)
Génesis 1:26-27 RVR1960
Muchos se estarán preguntando ¿Por qué hablar de este tema? ¿Por qué tomar el tiempo en algo, en lo que todos ya “sabemos” lo que significa?
El Salmo 119:160 nos dice: “la suma de tu Palabra es verdad” Dice un dicho popular que “verdades a medias, son mentiras completas”, y la Palabra de Dios nos manda a predicar todo el consejo de Dios (Hc 20:27)
RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS
Las respuestas a las preguntas antes mencionadas, tienen que ver con muchas cosas.
En primer lugar, tiene que ver con la manera que Jesús veía el matrimonio, y con el propósito de Romanos 1, con el pecado que describe Génesis 19 (lo que haya sido) y con la relevancia perdurable (o no) de las leyes que se encuentran en Levítico.
Tiene que ver además, con algunas de las palabras griegas controversiales y con la importancia de la procreación.
Y tiene que ver con la naturaleza de la conducta entre personas del mismo sexo en el mundo antiguo.
Sabemos que la pregunta: —¿Qué enseña la Biblia realmente acerca de la homosexualidad? Es importante. Pero la primera y más importante pregunta a responder es: “¿Qué enseña la Biblia acerca de todo?” Por esto, es que no podemos comenzar con Levítico 18 o Romanos 1. Debemos comenzar donde comienza la Biblia: en el principio. (Kevin DeYoung, ¿Qué enseña la Biblia acerca de la homosexualidad?)
Es pertinente entonces leer, Génesis 1: 26- 27, donde Dios mismo nos dice que creó al hombre y la mujer:
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”
Génesis 1:26-27 RVR1960
SOMOS IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS
Lo primero que, la Biblia nos enseña, es que Dios nos hizo a Su imagen y semejanza. Somos seres humanos. No existe el fenómeno llamado “Homosexual” en un sentido despreciativo, utilizado por el argot “homofóbico” (antipatía u odio hacia los homosexuales).
Solo existen personas, seres humanos, creados a la imagen de Dios; pero en condición de caídos, inevitablemente también pecadores e hijos de ira (Ef 2:3). Gloria y miseria en un mismo ser, lo que se traduce en una profunda paradoja, donde se incluye de manera implícita el potencial de la sexualidad y los problemas que de ella se pueden derivar.
Por firme que sea nuestra desaprobación de las prácticas homosexuales, no tenemos derecho alguno a quitar el carácter humano de la persona que adopta esta práctica. Hay que recordar que Santiago dice:
“pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.”
Santiago 2:9 RVR1960
VARÓN Y HEMBRA FUIMOS CREADOS
En segundo lugar, somos seres con órganos reproductores. De acuerdo a las Escrituras, la sexualidad (varón y hembra) es esencial a la humanidad, como medio para la multiplicación de la misma.
Cuando Dios hizo al género humano, hay un marcado y definido término usado que dice: varón y hembra (vv27) ¿qué significa esto? que tanto el hombre como la mujer ocupan un rol de suma importancia sobre la tierra, y por ende en la reproducción humana.
Por más sarcástico que parezca el decir esto: —el género humano no puede reproducirse en sólo hombres o sólo mujeres. El verso 28, del capítulo 1 del Génesis dice: Sed fecundo y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla (mandamiento).
De modo que al hablar de la sexualidad (varón y hembra) tocamos el carácter mismo de cada uno, bien sea hombre o mujer y ambos poseen la imagen de su Creador.
El Señor Jesús respondiéndoles a los fariseos les dijo: ¿No habéis leído que aquel que los creó, desde el principio LOS HIZO VARÓN Y HEMBRA…” (Mateo 19:4) poniendo con esto, punto final a todo debate que se presente al respecto.
SOMOS PECADORES
En tercer lugar, todos somos pecadores. El apóstol Pablo dice en la carta a los romanos:
“por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,”
Romanos 3:23 RVR1960
La doctrina de la Incapacidad Absoluta del Hombre, sostiene que el pecado ha corrompido y distorsionado cada parte de nuestro ser, incluida la sexualidad.
El pecado de la homosexualidad no es el único condenable, también lo es el adulterio, la fornicación, la avaricia y aquellos que llamamos respetables.
De modo que, al mirar solo el pecado del otro como peor que el mío, me convierto en juez, y el amor de Dios no mora en mí. Nadie (con la única excepción del Señor Jesús) permanece limpio de pecado sexual.
Por tanto, no debemos abordar el tema con una actitud de superioridad espiritual o moral (legalista y religiosa). De la misma manera, no podemos olvidar que todos compareceremos ante el tribunal de Cristo (2Co 5:10). Por tanto, ellos como nosotros tenemos a un Salvador que perdona nuestros pecados y dio Su vida para rescatarnos de nuestra vana manera de vivir. (1 Pedro 1:18-19)
CONCLUSIÓN
La respuesta de la Biblia al cristianismo y a la homosexualidad, debe pasar por el filtro de todo el consejo de Dios. Comenzando por que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Formados varón y hembra, con funciones diferentes y específicas que son enseñadas en el recorrido de la Palabra de Dios.
El pecado del adulterio, así como el de la homosexualidad y cualquier otro pecado, Dios los mira como actos inmorales, como una afrenta a Su Nombre y a su carácter santo y puro.
Si a la luz de la revelación de Dios, la práctica homosexual debe considerarse una desviación de la norma de Dios, al igual que otros pecados, entonces debemos como cristianos presentar el evangelio de nuestro Señor Jesucristo como el único que puede:
- Cambiar y transformar sus vidas (Ro 1:16-17).
- Salvar y dar vida eterna (Gálatas 1: 15).
- Dar el perdón de pecados y salvarlos (Jn 10:10, Efesios 1:7).
Todo esto, por la única y exclusiva gracia de Dios (Ef 2:8).
Por Pr. Jesús Idrogo